La venta del Celta al grupo chino CITS entra en su fase definitiva

M. S. D., X. R. C., L. G. C.

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

La operación está muy avanzada, cambiará el presidente, el consejo de administración y director general y, de inicio, se mantendrán los puestos de alta dirección de la entidad viguesa

27 sep 2016 . Actualizado a las 15:07 h.

El proceso de venta del Celta al grupo chino CITS (China International Travel Service) entra en su fase final. Las conversaciones están muy avanzadas, hasta el punto de que la firma BDO ha realizado la auditoría para el futuro comprador y ya ha sido designado el bufete de abogados Gómez-Acebo, con domicilio en Madrid, para llevar a cabo toda la documentación para que la venta sea efectiva. El montante de la operación puede ascender a 150 millones de euros, según algunas fuentes.

La hoja de ruta para la venta del paquete mayoritario de acciones del conjunto vigués está perfilado, hasta el punto que ya se conoce que el presidente, el consejo de administración y el consejero delegado (en el caso del Celta director general, figura que recae sobre Antonio Chaves) cesarán en sus puestos en el momento que se consume el trasvase, pero seguirán en sus cargos los demás puestos de alta dirección del club, al menos durante una primera fase. En el caso de Chaves, maneja ofertas importantes para seguir en el mundo del fútbol aunque cambiando de aires.

Las negociaciones entre Carlos Mouriño y los agentes del grupo chino, intervenido con capital estatal, comenzaron antes del final de la temporada pasada, con el equipo clasificado para una competición continental 10 años después, un activo más a la hora de negociar.

No es la primera vez que el presidente céltico hace negocios con un holding chino. Ya lo hizo en el 2011 con Citic Group, cuando vendió la calderera Gándara Censa por 45 millones de euros, de los cuales el empresario se embolsó 29 a través de su sociedad Inverhismex. En aquel entonces la fábrica de O Porriño era una empresa próspera y saneada y ahora, cinco años después, vive un expediente de regulación de empleo.

Aunque la negociación entre el accionista mayoritario (cuenta con un 52,2 % de los títulos del Celta) y CITS está avanzada, todavía le quedan pasos pendientes para hacerse oficial. El primero, la aprobación de la operación (compra y venta según el caso) de las respectivas juntas generales de la dos sociedades. También, que el Consejo Superior de Deportes español apruebe la venta y que con posterioridad se haga oficial al aparecer la transacción en el mercado de valores chino.

En todo este proceso, queda por saber si la ampliación de capital anunciada por el presidente en su última comparecencia se llevará a cabo. De ser así, el cambio de titularidad podría demorarse durante algunos meses, debido a los plazos de una operación a la que Mouriño Atanes acudiría convirtiendo en acciones los 8,1 millones que tiene pendientes de cobro del Celta. De lo contrario, si la venta se hace en el escenario actual, entonces el acuerdo podría ser definitivo antes de final de año, una de las posibilidades que han quedado contempladas ayer.

La experiencia en procesos de venta anteriores en Vigo con un consorcio chino de por medio aconsejan prudencia en los tiempos. Nueve meses fue el tiempo que tardó en cerrarse el acuerdo para la compra de la conservera Albo.

La punta del iceberg de un proceso que lleva meses en marcha

El cambio de manos del Celta parece estar a la vuelta de la esquina y que se llevará a cabo en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, la cronología de la venta del club es más larga de lo que parece. La operación lleva cocinándose meses, aunque ha sido en los últimos tiempos cuando todo se ha disparado. Sobre todo, desde que el propio presidente celeste, Carlos Mouriño, dejó caer que su adiós al club estaba próximo.

Compra de acciones

La pasada primavera comenzaron a plantear a algunos accionistas del Celta la posibilidad de adquirir sus títulos. Una medida que de entrada parecía no tener trasfondo más allá del carácter sentimental, puesto que Carlos Mouriño disponía de una abrumadora mayoría, pero que no encajaba desde el momento en que el volumen de las acciones iba más allá del mero romanticismo. Por esa época el equipo sellaba su clasificación para la Europa League tras una década lejos de Europa.

Primer aviso de Mouriño

El pasado tres de julio, en una entrevista en las páginas de La Voz, Carlos Mouriño daba el primera aviso. Declaraba que la ilusión que mantenía vivo su proyecto en el Celta había recibido un duro varapalo con los sucesivos obstáculos que se encontró a la hora de poner en marcha la ciudad deportiva, una de sus metas, y que todo indica que quedará sin convertirse en realidad. «Tengo que ver lo que voy a hacer con mi futuro, y la ciudad deportiva es un tanto importantísimo en mi decisión final, y después de que yo tome mi decisión la segunda será, me voy y me quedo con el equipo o me voy y vendo el equipo, pero no hay otra» había declarado entonces el presidente enviando su primer mensaje de despedida.

Desayuno informativo

El pasado ocho de septiembre, en un desayuno informativo con los medios de comunicación celebrado en el museo del Celta, Carlos Mouriño habló por primera vez de manera abierta de su marcha. Aseguró que el día anterior, viajando de México a España, había charlado por vez primera con su familia sobre el futuro del club y las opciones que se presentaban ante ellos. Vender el Celta, nombrar a una persona de confianza para dirigirlo o que alguien de la familia se hiciese cargo eran las posibilidades que barajaba, aunque al mismo tiempo sus argumentos descartaban las dos últimas. En ese momento Mouriño Atanes también dejó caer la opción de acudir a una ampliación de capital en vez de recuperar los 8 millones que en su día había prestado de su bolsillo al Celta para aliviarlo de las estrecheces. Tres semanas después de esa declaración de intenciones, el panorama está clarificado y más que encauzado para que el relevo pueda ser una realidad.

La recta final

Lo que hace unas semanas parecía una operación en fase embrionaria y con muchos meses por delante, se ha convertido en una gestión próxima a convertirse en realidad. Si bien es cierto que todas las tramitaciones que se llevan a cabo con empresas con fondos chinos exigen un farragoso papeleo que se dilata en el tiempo, de ahí que sea imposible hablar de plazos concretos por el momento.