De relleno a estrella en una década

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Iago Aspas es el único superviviente del banquillo de la última experiencia continental del Celta

12 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Reconocía Iago Aspas hace unos días que, aunque estaban plenamente centrados en el encuentro contra el Atlético, ya había ganas de que llegase la Europa League, el premio gordo que el equipo conquistó la temporada pasada y del que se dispone a disfrutar en los próximos meses. Este jueves el Standard de Lieja será el primer rival de los célticos en una competición que para el delantero de Moaña tiene tintes de morriña. Él es el único jugador de la actual plantilla que pervive de aquel grupo que se adentró en la Copa de la entonces UEFA a las órdenes de Fernando Vázquez, y que a finales de temporada, en la competición doméstica, dio con sus huesos en Segunda División.

Bien es cierto que por aquel entonces Iago era solo un chaval que buscaba convertir en realidad el sueño de ser futbolista, y que esperaba seguir los pasos de su hermano Jonathan, que ese año se apuntó un buen puñado de minutos a lo largo y ancho del continente, defendiendo también la camiseta celeste.

Aquel vestuario europeo estaba habitado por jugadores como Borja Oubiña, Baiano, Cannobio o Gustavo López. Y en ellos se fijaba el de Moaña, que a sus 19 años, gracias a su rendimiento con el filial, se ganó su presencia en dos convocatorias. La primera, cuando el equipo se desplazó a Newcastle en el cuarto partido del torneo. Fernando Vázquez tenía la primera plantilla hecha unos zorros y recurrió al filial para completar la lista.

Y algo similar sucedió una semana más tarde cuado recibió en Balaídos al Fenerbahce. El partido en territorio británico había acabado con derrota del Celta por 2-1, mientras que Aspas había disfrutado desde el banquillo del triunfo por la mínima frente a los turcos. El de Moaña no llegó a jugar en aquella Europa League, pero había vivido en primera persona la magia europea.

De aquel chaval imberbe al Iago Aspas que defenderá el escudo del Celta en Europa desde esta semana, queda la pasión por el fútbol y por su club, pero poco más. Hace una década al moañés le tocaba ser espectador, y ahora es protagonista. Durante los últimos dos lustros ha cargado su mochila de experiencias sobre el campo, ha disparado su fútbol y controlado su genio. Sabe lo que se vive al salvar al equipo del descenso a Segunda, al conducirlo hacia la salvación en Primera, ha conocido el sabor amargo de decir hasta pronto a Balaídos, y el regusto dulce de lo que supone regresar a casa como un hijo pródigo al que la afición echaba de menos.

Iago Aspas se dispone a cumplir uno de sus sueños. Pelear en Europa con el equipo de sus amores una década después de haberlo vislumbrado. La situación en Liga no le permitirá disfrutar al cien por cien del retorno continental, pero ni tan si quiera el Atlético podrá amargarle el partido contra el Lieja. Habrá que ver si esta semana, diez años después, por fin juega la Europa League con su Celta.