El placer de la temeridad

J. Davila VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

benito ordoñez

El Celta pagó caros dos errores en la salida del balón por ser fiel a su estilo

28 ago 2016 . Actualizado a las 18:42 h.

El estilo de juego del Celta conlleva riesgos. Pueden surgir peligros en los constantes intentos de salir jugando el balón cuando la presión del rival es intensa. Pero en lo que algunos podrían creer una temeridad, los vigueses han encontrado el mejor de sus aliados. Una forma de jugar que ha encandilado al fútbol en los últimos años por el arrojo con el que sus jugadores la representan sobre el verde.

La primera pieza del engranaje se personifica en Sergio Álvarez. Con la obligación de no rifar el balón cada vez que el equipo decide entregárselo. Y no son pocas veces. Siempre que la defensa se ve apurada, son conocedores que tras ellos hay un seguro. Una garantía que permitirá al equipo seguir siendo dueño del esférico. Sin embargo, hay ocasiones en que conservar la posesión del balón se convierte en una temeridad. Aunque el Celta, fiel a su estilo, acepte sin reparos el tener que pagar un precio de vez en cuando.

La intensa presión que planteó el Real Madrid al conjunto del Toto Berizzo, obligó a retrasar el balón al catoirense en multitud de ocasiones. Hasta 45 veces tocó Sergio el esférico con los pies, siendo solo superado en los celestes por los dos centrales y el Tucu. La insistencia de no ceder la posesión forzó algún error del guardameta céltico, causante de la situación que otorgó a Morata el privilegio de abrir el marcador.

Errar por ser fiel a una identidad no debe ser motivo de descontento. Más si cabe cuando la confianza que se observa en el Celta jugando de esta forma, permite disputarle el partido de tú a tú al vigente campeón de Europa. El segundo tanto de los merengues llega por una pérdida de Facundo Roncaglia, cuando mantener el esférico en poder no era una posibilidad. Un intento de salir jugando en el vértice del área con el Real Madrid volcado, fue fatal. Un varapalo para un equipo que no quiso mentir a su estilo.

Los del Toto están acostumbrados a coexistir con los riesgos. La retaguardia no es la única obsesiva de la posesión. Evidentemente, cuando se falla una entrega en campo adversario, las consecuencias no suelen ser constatables. Pero jugadores que inician el juego como Marcelo Díaz y, en ocasiones, el Tucu Hernández son proclives a retener el balón en sus pies hasta encontrar la mejor opción de pase. Por este motivo, a veces se pierden balones que cuestan sustos y, cuando el descuido lo realizan los de atrás, pueden ocasionar goles.

Con todo, el Celta no debería plantearse en ningún momento un estilo que les ha permitido crecer progresivamente desde su regreso a la élite. Un método que han pulido bajo las órdenes del Toto Berizzo. Una personalidad con la que el Celta se ha transformado en EuroCelta.