Cuatro años creciendo en casa

M. V. F. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

Orellana es el único no canterano superviviente de Segunda en el Celta europeo

17 ago 2016 . Actualizado a las 09:23 h.

Dentro de unos días se cumplirán años de la llegada de Fabián Orellana a Vigo como cedido. Con fama de futbolista díscolo y conflictivo, procedía de un Granada donde se había hecho con la titularidad y en el que había logrado el ascenso frustrando a su vez el del propio Celta. Pero donde a su vez nunca había terminado de sentirse a gusto. Con el conjunto andaluz consiguió su primer ascenso y antes, con el Xerez, debutó en Primera. Pero no fue hasta su llegada a Vigo cuando mostró su mejor versión, la que desde entonces ha prolongado en el tiempo.

Orellana es uno de los cinco supervivientes del ascenso del 2012 -si se cuenta a Álex López-, en el que fue pieza clave. Se da la circunstancia de que el resto son canteranos, jugadores de la casa. Como así se sintió pronto él en Vigo. Porque también en el caso del chileno su crecimiento y el del club han ido casi siempre de la mano, exceptuando el período entre el final de su cesión y su regreso al conjunto vigués en el mercado de invierno del curso 2012/2013. «No quería volver a Granada, pero no tuve más opción», comentaba a su vuelta. 

Pocas palabras, mucha magia

El chileno se ganó a Balaídos desde el primer día. Poco acostumbrado a oírle -no concede entrevistas y contadas veces se pone ante los micrófonos-, el celtismo sí se habituó pronto a la magia del El Poeta, siempre aplaudido por la hinchada y reclamado cuando no tenía minutos. Con sus 13 goles fue clave para aquel ascenso y el «Orellana, quédate» resonaba con fuerza en la celebración del regreso a Primera.

Pero pese a haber encontrado su lugar en Vigo, no siempre lo tuvo fácil. Su regreso al Celta, ya en propiedad, estaba avalado por un Paco Herrera que fue destituido poco después de su compra. No fue un fijo para Resino en lo que no dejaban de ser unos meses de transición, pero lo peor llegó cuando el siguiente inquilino del banquillo celeste, Luis Enrique, le abrió las puertas de salida. Su decisión fue seguir luchando por convencer al técnico y lo hizo, alcanzando el inicio del 2014 como indiscutible.

Disipadas todas las dudas, hace dos veranos protagonizó el culebrón estival más sonado. Llegó a comunicar al club que deseaba irse por un asunto personal y en su país de origen se llegó a dar por hecho que haría las maletas, pero tras días de suspense se incorporó a la concentración de Marbella, y hasta hoy.

Con Berizzo, Orellana siempre ha tenido un puesto asegurado y ha gozado de la confianza que quienes le conocen dicen que necesita poder dar el máximo. En el curso 2014/2015 sumó 34 titularidades en Liga y en el pasado, 33. Aunque con un registro goleador que nunca ha vuelto a acercarse al de Segunda, ha sido en estos años imprescindible para el ataque celeste, el factor desequilibrante. En el verano del 2015 renovó hasta el 2019. 

Los retos del curso 2016/2017

Plenamente consolidado en el equipo, Orellana tiene ante sí nuevos retos en esta temporada que comienza. No solo el que comparte el equipo de reencontrarse con Europa diez años después, sino también el que tendrá que asumir los atacantes de minimizar las consecuencias de la ausencia de Nolito.

Además, el factor sorpresa del Orellana del curso pasado no será el mismo. El jugador al que el Toto ha convertido en el verso libre del ataque del Celta va a ser vigilado de cerca por los rivales y eso puede complicarle las cosas. Pero la motivación del jugador que llegó al equipo en Segunda y que en unas semanas debutará con él en Europa League también se multiplicará. Será un nuevo paso en el club en el que encontró su segunda casa.