El beneficio en absoluto justifica el lío. A la zona noble del Celta le fallaron los cálculos a la hora de evaluar el impacto que tendría la subida del 20 % y su plasmación real en el presupuesto. Sus señorías no midieron el cabreo de una afición loca por su club pero cansada de peregrinar a un estadio que se cae a pedazos en algunas zonas y lleno de obras en otras. Tampoco el impacto de la subida en una ciudad en crisis, con mucha gente haciendo milagros para mantener el abono.
Todo, por el 1 % del presupuesto, escudándose en el impacto social que ellos mismos han sido incapaces de revertir con otro tipo de ingresos y de acciones.
Lejos de celebrar el regreso a Europa con una campaña brutal para aumentar la masa social o de exprimir la voz de Berizzo (el portavoz del club para casi todo) para vender del mejor modo la campaña de «Afouteza», se han metido en un jardín que no mejorará los números y avivará el fuego de la fractura. La mejor manera de presentar al mundo al departamento de márketing.