Cuando todo sale mal para los celestes

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Los vigueses vivieron un día aciago frente a un Valencia con la suerte de cara

08 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Fue un día tonto», resumía Iago Aspas tras el partido. Era el análisis rápido de 90 minutos de juego en los que quedó se demostró una vez más que en el fútbol los méritos no valen, solo los goles, y de eso estuvieron servidos ayer los de Nuno. La pegada, sobre todo en los momentos clave, acompañó a un Valencia que hizo morder el polvo a los de Berizzo a base de zarpazos, para acabar dejándoles el sabor más amargo en mucho tiempo justo en vísperas del parón y del derbi.

La clave

Un partido, otro marcador. La goleada 5-1 fue un castigo cruel para un Celta que hizo méritos para obtener un resultado mucho más favorable. Más allá del inicio y de la recta final, cuando ya estaba todo el pescado vendido, los célticos manejaron a un rival que, sin embargo, contó con el favor del gol. Los de Nuno trasladaron al marcador prácticamente todas sus llegadas, mientras que los del Toto vieron cómo Bikandi Garrido les privaba del 2-1 de Wass al no aplicar la ley de la ventaja. Una jugada clave y que pudo hipotecar el resto del partido. Encajar el 1-2 y el 1-3 en momentos clave, justo antes y después del descanso, fueron dos palos de los que los celestes no lograron salir con éxito.

La defensa

Toca apretar los dientes. El Celta ha encajado diez goles en sus últimos tres partidos, siete entre Anoeta y el encuentro de ayer. Demasiados, a todas luces. La defensa no atraviesa un buen momento, le falta contundencia, añora la garra que aporta Cabral y un punto más de velocidad, sobre todo en el csao de Fontás, asaltado por las dudas, y Jonny que ha perdido un punto de frescura, más allá del error de ayer en el pase al portero que sirvió para el 1-3. Si a eso añadimos que Sergio Álvarez tampoco tuvo su día, el resultado es la mayor goleada encajada en años.

El ataque

Ocasiones sin acierto. El del Valencia fue uno de esos partidos de acciones clave. De jugadas que, de caer de uno u otro lado, cambian el rumbo del partido radicalmente y que ayer no se decantaron a favor de los celestes. Dos tiros de Hernández, un intento de Nolito de gol olímpico, un remate de Fontás que acabó estrellándose contra el palo y el gol anulado a Wass son algunas de las ocasiones que tuvieron los celestes para batir a Doménech. Sin embargo, la fortuna dio la espalda a un equipo que intentó mantener su filosofía de juego sobre todas las cosas, pero que acabó viviendo más del corazón que de la cabeza.

Lo mejor

La actitud no se negocia. Tras un inicio casi idílico, el Celta está aprendiendo a convivir con los golpes. Encadena tres partidos entrando mal en el juego y teniendo que pelear contra el rival y el marcador. Hasta el momento, solo ante la Real Sociedad han sido capaces de voltear el resultado, aunque lo cierto es que más también ante Real Madrid y Valencia los vigueses pueden presumir de no renunciar a su identidad. Ayer, solo en el tramo final se vio a un equipo voluble. Hasta entonces, la intensidad y la claridad de ideas habían dirigido el fútbol del equipo.