Berizzo relanza a Iago Aspas

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

M. MORALEJO

El jugador duplica los goles que llevaba a estas alturas en su debut en Primera, a pesar de que el número de ocasiones que crea se reduce considerablemente

04 nov 2015 . Actualizado a las 14:58 h.

El Celta con el que Iago Aspas debutó en Primera División hace cuatro temporadas poco tiene que ver con el que hoy se pasea por zona de Liga de Campeones. Aquel equipo humilde, recién ascendido y con ansias de permanencia, compartía con el actual las buenas intenciones en cuanto a su fútbol, pero la puesta en escena y los resultados están a años luz. Sobre todo, por el cambio en el nivel de la plantilla.

El Celta ha dado un giro notable durante los últimos tres años, y Iago Aspas, también. Tras su paso por Liverpool y Sevilla, el de Moaña ha regresado a casa con las mismas ganas, más maduro, y con números mejores. Además, ha dado en eficacia el mismo paso adelante que el Celta del Toto.

Aspas se ha impregnado del fútbol que promulga Eduardo Berizzo y se aprovecha de la voracidad ofensiva que identifica a todo el equipo. Con su doblete en San Sebastián, alcanza la media docena de goles y duplica la cuenta goleadora que llevaba tras las diez primeras jornadas de la temporada 2012/13. Por entonces, a Aspas le tocaba en buena medida guisarse las ocasiones para poder rematarlas, mientras que ahora habita en un equipo que se mueve al compás para generar opciones a sus hombres de arriba.

Así se explica que el Aspas del primer año en la élite generase en el primer cuarto de campeonato 29 ocasiones -28 pases clave y una asistencia- y el de ahora haya reducido su aportación en esa faceta a 17 ocasiones creadas, fruto de 16 pases clave y una asistencia. «A nivel individual no tiene nada que ver esta temporada con aquella porque son equipos y estilos totalmente diferentes. Entonces éramos un equipo más humilde, estábamos un escalón por debajo del que estamos hoy en día, también había menos ocasiones de gol, vivíamos mucho más alejados de la portería, y así era más difícil», argumenta Iago cuando echa la vista atrás.

Lo que no ha cambiado ni un ápice, asegura, es la presión y la responsabilidad que se autoimpone. «Para mí la presión sigue siendo la misma, siempre quiero ganar, meter gol y que sea lo mejor para el equipo», razona. Sin embargo, tanto a la hora de crear como de marcar, el Celta de Berizzo tiene a jugadores como Nolito y Orellana que permiten que el foco se difumine a todo el ataque.

El Aspas que ha regresado a Balaídos puede presumir de haber incrementado la exactitud de sus pases -ha pasado de un 80 a un 85 % de media-, pero ha rebajado el porcentaje de duelos en los que se ha impuesto. A la hora de disparar a puerta la variación de sus estadísticas es mínima, pero el contexto es totalmente diferente. En el Celta de Paco Herrera Aspas, que era el gran referente del equipo, y el hombre más osado en esa faceta, contabilizó 17 intentos en las diez primeras jornadas. Ahora, con un ataque mucho más coral y ambicioso que el de entonces, el de Moaña tan solo lleva un disparo menos. «Esta vez marqué yo, en el partido anterior Nolito, y antes Orellana. Apretamos muy cerca del área rival y se se producen más ocasiones, tiros a puerta, llegamos mucho al área y es más fácil marcar».

«Ves la clasificación y es fácil emocionarse»

Iago Aspas firmó en Anoeta su segundo doblete de la temporada. Sin embargo, prefiere poner el acento en lo logrado por el colectivo. «Es para estar muy contento, sobre todo en el plano colectivo. Las cosas se están haciendo muy bien y así es más fácil que destaquen los jugadores», razona el delantero de Moaña, que alcanza los seis goles, uno menos que Nolito, con el que asegura que no hay competencia por ser el pichichi del equipo. «Ojalá podamos seguir estando ahí arriba, significará que las cosas están yendo bien. No hay ningún pique entre nosotros».

Aunque Aspas no vivió en primera persona la sequía del noviembre pasado en el Celta, sí la tiene presente. «Lo hablé un día con un masajista en un viaje, pero pienso que el equipo físicamente ahora mismo está en un pico de forma muy bueno, nunca desfallece, siempre lucha hasta el final. Espero que no llegue el bajón, como el año pasado», comentó ayer el futbolista.

Si algo tiene hoy por hoy el Celta, es fe en sí mismo. «El equipo sabe a lo que juega. Ya venían con la filosofía de juego y algunos nos hemos tenido que acoplar por el camino. Cada partido es una reválida, cada rival es más difícil y tenemos que intentar pensar ya en el sábado, en el Valencia», pues en casa ya saben lo que es empatar y perder.

Sobre si es posible soñar con la Champions, Aspas es claro. «Hoy en día ves la clasificación y es fácil emocionarse, miro la clasificación, me froto las manos y como cualquier aficionado digo, ?si acabara la liga hoy?. Pero quedan muchos partidos difíciles, días no tan buenos en los que te meta el rival en el 93 y no tú, pero el equipo que hay sí es para estar arriba, pero manteniendo los pies en el suelo». Ya habrá tiempo para soñar.