El Celta presenta alegaciones para reducir la sanción a Cabral

x. r. c. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

Centra el recurso en la redacción del acta negando que existiera ánimo de insultar

27 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El Celta ha decidido presentar alegaciones por la redacción del acta del partido Celta-Real Madrid con el objetivo de minimizar en lo posible la sanción que le pudiera caer a Gustavo Cabral. No por la doble amarilla que le acarreará un partido de suspensión, sino por el apartado de incidencias en donde se recoge textualmente por parte de Clos Gómez que «en el minuto 58, tras ser expulsado, prosiguió (Gustavo Cabral) en sus protestas, teniendo que ser apartado por sus compañeros. En esos mismos instantes, se dirigió a mí en los siguientes términos: «¡Cagón de mierda!».

La argumentación viguesa gira en que el central no tenía intención de insultar al colegiado, sino de mostrar su malestar por el diferente rasero con el que el árbitro medía las acciones de los dos equipos. En función de la tesis que aplique el Comité de Competición la sanción podría oscilar entre dos y cinco partidos.

Todo dependerá del criterio. Si el órgano sancionador considera que se trata de una desconsideración o de un insulto. En el primero de los casos, se le aplicaría el artículo 117 del Código Disciplinario, en donde consta que «dirigirse a los árbitros, directivos o autoridades deportivas en términos o con actitudes de menosprecio o de desconsideración siempre que la acción no constituya falta más grave, se sancionará con suspensión de dos a tres partidos», circunstancia que pudiera derivar a una sanción entre cuatro y doce si tiene la consideración de insulto. «Insultar, ofender o dirigirse en términos o actitudes injuriosas al árbitro principal, asistentes, cuarto árbitro, directivos o autoridades deportivas, salvo que constituya falta más grave, se sancionará con suspensión de cuatro a doce partidos», indica el artículo 94 del mismo régimen disciplinario.

El Comité de Competición se reunirá en la jornada de hoy y a renglón seguido le tocará a Apelación, instancia a la que parece dispuesto a recurrir el Celta si el castigo del primer organismo no le convence.

Menos tarjetas por protestar

Hasta la fecha no estaba siendo el Celta un equipo que se significase excesivamente por recibir tarjetas por protestar. Por el momento acumula seis tarjetas por protestar en lo que va de Liga y la mitad de ellas llegaron el sábado pasado ante el Real Madrid. Un dato que habla de la moderación de los vigueses en este sentido, que por contra acumulan 22 en acciones del juego, una cifra que puede considerarse normal teniendo en cuenta la intensidad que despliegan.

Orellana alimenta las especulaciones arbitrales

La actuación del colegiado Clos Gómez en Balaídos aún colea tres días después. A la expulsión de Cabral y la quinta amarilla de Augusto Fernández se les une ahora el enfado de Fabián Orellana recogido por Movistar Plus. El chileno, sin señalar a nadie, y mirando a cámara comentó que «parece que vamos a creer en los llamados, en la especulación también hay que creer, me parece. ¡Me cago en la puta madre!, qué sinvergüenza», en clara alusión a la polémica por la denuncia de una supuesta presión a un árbitro asistente de cara al clásico entre Real Madrid y Barcelona del mes de noviembre.

El lance sucedió seis minutos después desde que Clos Gómez expulsase a Cabral y dejase al Celta en inferioridad numérica. Fue en el preámbulo de un saque de córner y dando la impresión de que el chileno era consciente de que la cámara le estaba grabando.

A priori, el Comité de Competición no podrá actuar de oficio, ya que el futbolista del Celta no se dirige a nadie en concreto ni menciona un solo hombre, aunque todo apunta que el destinatario formaba parte del trío arbitral. Otra cuestión diferente es que Clos Gómez le tome la matrícula de cara a futuros enfrentamientos, máxime teniendo en cuenta que es el colegiado que presenta peor porcentaje para el Celta, que solo ha ganado en una ocasión, ante el Rayo la pasada temporada. Por contra, y curiosamente, es un seguro de vida para el Madrid, que bajo su dirección arbitral se ha quedado diez veces con un jugador más.

Orellana había conseguido moderar sus quejas de cara al estamento esta campaña, en donde solo llevaba dos amarillas (una por protestar), después de que la temporada pasada batiese todos los registros: 13 amarillas y una roja.