El Celta fue menos Celta

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Javi colmenero

Sin su once de gala ni su presión asfixiante, el cuadro vigués sufrió en Ipurúa

27 sep 2015 . Actualizado a las 19:49 h.

Superarse a sí mismos tras una resaca de halagos como la que los jugadores del Celta han vivido en los últimos días era el primer reto al que se enfrentaban los hombres de Berizzo. Cambiar el chip, ponerse el traje de faena y no caer en la tentación de menospreciar al humilde Éibar resultaba fundamental para afrontar el choque. Y aunque los vigueses sudaron la camiseta y se ganaron a base de pelea y ganas el empate, no salir con el once de gala les pasó factura. La presión asfixiante que de su juego se mitigó, y el Éibar, con el marcador a favor desde el minuto dos, amargó a los célticos la semana fantástica. Empate, y gracias.

Las rotaciones

Voluntarias y obligadas. El desgaste de los celestes ante el Sevilla y el Barcelona hacía pensar que Berizzo rotaría, y así fue. Sin embargo, el técnico todavía tuvo que matizar su equipo más de lo que le habría gustado. Una gripe obligó a Guidetti a salir de la lista en el último momento, por lo que no pudo disfrutar de su primera titularidad, tal y como esta prevista. Dar descanso a Hugo Mallo, Aspas y Wass, confiando en Planas, Pablo Hernández y Bongonda, fueron las decisiones del técnico.

La colocación

Matices en el once. Más allá de los nombres, al Celta no le sentó bien cómo se barajaron las cartas. Jonny regresó a un lateral diestro que ya le es extraño y que defensivamente le costó. Bongonda, que se siente cómodo en el costado zurdo que ocupa Nolito, se situó en la diestra, mientras que Orellana y Hernández fueron los encargados de trabajar por el centro del ataque. El primero, a modo de enganche, y el segundo como falso nueve, pero ambos con permutas constantes en las que el Tucu intentaba, con sin éxito, cazar los balones aéreos.

El arranque

Cambio de roles. El Celta está acostumbrado a salir con el motor a tope de revoluciones, pero ayer fue el Éibar el que apostó por ese inicio. Tanto, que en su primer jugada de ataque el cuadro armero pilló descolocada a la defensa y se adelantó en el marcador. A los de Berizzo, que no están acostumbrados a remar contracorriente, les costó serenar el partido. Los diez primeros minutos fueron de descontrol, luego recuperaron un poco de posesión, colocación y profundidad, pero no lograron poner el partido donde querían. En parte, porque el centro del campo echaba de menos a Wass. Solo en el tramo final, con los titulares habituales, el equipo se vistió de sí mismo.

La clave

Precisión y presióin. El cambio de imagen que el Celta experimentó respecto del miércoles nació en la presión. La intensidad y el acoso al había sometido al Barça bajó enteros. Los de Berizzo no apretaban con la suficiente cabeza, y sobre todo no realizaban un trabajo de ayudas clave para su fútbol. Libres de ese acoso brutal, los de Mendilibar pudieron encontrar espacios, hacerse con las segundas jugadas y recuperar balones peligrosos. El control del centro del campo, en el que el Celta basa su fútbol, solo llegó al final. La infinidad de balones perdidos fue determinante en el primer acto.

Los cambios

A por los titulares. Berizzo vio claramente que el partido se le iba, y por primera vez introdujo un cambio en el descanso. Sacó al Tucu para buscar a Aspas como referencia ofensiva, y un cuarto de hora después intentó aportar más peso al centro del campo con Wass. La fórmula del Toto resultó exitosa, puesto que el Celta, con su equipo prácticamente titular, se hizo con el partido y las ocasiones.

El ataque

Pocas ocasiones, un gol. Para un equipo como el Celta, acostumbrado a generar un sinfín de oportunidades, el paso por Ipurúa fue un mal trago, puesto que aunque computó un buen puñado de llegadas cuando el equipo de gala estuvo sobre el césped, apenas generó ocasiones claras. En el primer tiempo, solo una de Bongonda. Un bagaje pobre para un cuadro de alma ofensiva que el miércoles había marcado cuatro al campeón de liga. El objetivo de hacer buena la victoria sobre el Barcelona ganando en Éibar se quedó a medias.