El delantero de Moaña marcó en su primer partido oficial con el Celta tras su regreso
25 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Iago Aspas se estrenó al primer intento en su vuelta a casa. Si en su debut en Primera con la camiseta celeste había acertado al tercer ensayo, ante Osasuna, en esta ocasión le bastaron 77 minutos para marcar su primer tanto.
Un gol para tomar confianza, según admitió el propio futbolista. «Sirve para seguir cogiendo confianza y por todo lo que supone para el equipo empezar con tres puntos y con confianza de cara al siguiente partido». El jugador también otorga similar valor al hecho de tener minutos. Un compendio para que más pronto que tarde se pueda ver «al mejor Iago Aspas».
Iago firmó un buen partido en líneas generales, con tres disparos entre los tres palos además del gol. Uno de ellos fue a la madera «y fue una pena porque hubiera sentenciado el partido y no darles atisbo de posible reacción en los últimos minutos».
Su presencia en el juego fue bastante notoria, con el pase como único déficit, ya que acertó en 40 de los 90 balones que pasaron por sus pies a lo largo de la noche en el Ciutat de Valencia.
Iago Aspas fue el nueve de referencia del equipo, pero también pudo jugar en la recta final por detrás de Guidetti, una variante táctica que Berizzo puede poner en práctica cada vez que sea necesario. «Ellos estaban con uno menos y al haber un delantero solo, estaba un poco más fijado, no me movía para no quitarle metros o espacios a los rivales, pero con la entrada de John pusimos un poco más de talante ofensivo».
Su debut triunfal no tapa el discreto encuentro del equipo, algo que el propio futbolista reconoce, pero que achaca en especial al tono defensivo del equipo local: «No hicimos un gran partido, pero era un campo difícil, un rival difícil que no proponía mucho fútbol y se dedicaba a defender. Los espacios eran los justos. Tuvimos tres o cuatro ocasiones y hemos conseguido meter dos. Estamos contentos, sobre todo por los tres puntos».
En este sentido puntualizó que el Celta había tirado de su plan de ataque de abrir el campo, aunque sin excesivo acierto: «Estaban muy atrás (los rivales), apenas había espacios, intentábamos circular de una banda para otra y no estábamos nosotros del todo fluidos como otros días, pero se intentó».
Con un gol y 90 minutos encima, Iago se prepara ahora para vivir su primer partido oficial en Balaídos tras el regreso. Ya ha tenido ocasión de saborear el celtismo en el Quinocho, en donde marcó dos goles, y el sábado (22 horas, Teledeporte) frente al Rayo intentará repetir para mantener el equipo arriba. «Todo lo que sea comenzar con victoria, mejor que mejor», se limitó a decir. Marcharse con pleno al primer parón sería refrendar la puesta de largo.