El día que el icono volvió a besar el escudo

lorena g. c. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Cerca de dos mil aficionados recibieron al hijo pródigo a gritos de «Iago Aspas, lo lo»

20 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Plantarse en Balaídos, un viernes de mediados de junio a las ocho de la tarde y con 30 grados a la sombra solo se hace por un buen motivo. Darle la bienvenida a Iago Aspas. Eso pensaron los cerca de dos mil aficionados que recibieron al hijo pródigo a gritos de «Iago Aspas, lo lo», y que ni tan siquiera temieron al sol que caía a plomo sobre la mayor parte de la grada de Río Bajo.

El Celta quiso hacer partícipes de la puesta de largo de Aspas a todos los aficionados, y por eso trasladó el acto de presentación del jugador de la habitual sala de prensa al propio césped. Habilitó un set con imágenes del futbolista señalando el escudo y con el lema un «Benvido á loita» como leit motiv.

A las ocho en punto, y mientras la grada ya coreaba su nombre de manera enfervorizada, Iago Aspas recorrió de nuevo el césped de Balaídos para acercarse al lugar que le habían reservado, y en el que estuvo escoltado por Miguel Torrecilla y Pedro Posada, que ejercieron de maestros de ceremonias.

Ni tan siquiera había llegado a su asiento, cuando en la grada ya se oía a voz en grito un «Iago, eres Dios», coreado por centenares de bienvenidas. La grada estaba feliz, y cada frase que pronunciaba el de Moaña, era coreada de forma unánime por un público ganado de antemano.

Tras la rueda de prensa, emitida por la megafonía, Aspas se puso el traje de faena, y acompañado por una decena de jóvenes abonados del Celta, regaló a la grada un buen puñado de balones. Tras la pertinente sesión fotográfica se acercó a los aficionados, y los cánticos y los coros continuaron en una grada que le pidió que besase el escudo de su camiseta. Cuando lo hizo, la ovación fue cerrada. El celtismo acababa de recuperar a su hijo pródigo. A su icono. Un futbolista que ayer sintió de nuevo el cariño de su afición y con la que tiene una conexión especial. Incluso finalizado el acto, Aspas regresó a firmar autógrafos. A sentir el celtismo de cerca, como le gusta.