Berizzo, una década después de jugar su último partido

l. g. c. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

La media hora que Berizzo jugó frente al Terrasa el 28 de mayo del 2005 ponía punto y final a cuatro temporadas como céltico en las que el argentino vivió de todo

29 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Una década. Ese es el tiempo que ha transcurrido desde que Eduardo Berizzo lució por última vez la camiseta del Celta sobre un terreno de juego. Diez años desde que el hoy entrenador disputase sus últimos minutos como jugador. Diez años en los que aquel central aguerrido ha dejado paso a un entrenador de ideas claras y fútbol reconocible.

El 28 de mayo de 2005 Berizzo llegaba a Balaídos junto al resto del equipo que dirigía Fernando Vázquez para enfrentarse al Terrasa en un partido clave de cara al objetivo del ascenso. El Celta, que marchaba segundo tras el Alavés, necesitaba vencer a los catalanes para recuperar el liderato. Y eso fue lo que hizo. Ganó 2-1 con goles de Perera en un partido que fue de todo menos fácil.

En un encuentro tenso y disputado, Berizzo, que contaba 35 años, había sido relegado al banquillo, pero Vázquez, con el marcador a ceros, no lo vio claro. Decidió cambiar su sistema y jugar con un 3-5-2 que supuso la entrada del argentino en el terreno de juego. Balaídos no entendió el cambio y acabó dedicando una bronca monumental al banquillo. Sin embargo, a los dos minutos Perera marcaba el primer gol, y todo se calmó. Al menos momentáneamente. El Celta acabó ganando el partido y recuperando la primera plaza en los últimos 30 minutos que Berizzo disputó con el equipo. Media hora en la que vio la quinta tarjeta amarilla que le impidió jugar contra el Xerez, mientras que frente a Éibar y Lleida fue una decisión técnica la que le privó de minutos.

La media hora que Berizzo jugó frente al Terrasa ponía punto y final a cuatro temporadas como céltico en las que el argentino vivió de todo. Degustó la mieles de Europa y alzó la Copa Intertoto, pero también experimentó lo que supone un descenso y la lucha por recuperar la categoría. Una montaña rusa de objetivos y emociones que probó y sufrió a lo largo de los 101 partidos que jugó con el Celta.

En ese centenar de encuentros el hoy entrenador ya dejó clara su fuerte personalidad sobre el césped y su manera de entender el fútbol. Su forma de entender el juego era dejándose la piel en cada partido y defendiendo lo que consideraba justo. Eso fue lo que hizo aquel 28 de mayo, a la salida del vestuario, cuando tomó la palabra para defender a Fernando Vázquez tras la pitada de Balaídos. «No soy gallego, pero creo que todos los celtistas deberían sentirse orgullosos de que un técnico de aquí haya puesto a este equipo en el lugar que se encuentra».

Cádiz, la última parada

El partido frente al Terrasa supuso el punto y final a la etapa como jugador del Toto en Vigo. Ese mismo verano terminó contrato, y el Celta ya disponía de centrales suficientes, por lo que tras cinco temporadas en el club, 8.364 minutos y cuatro goles, Berizzo entonaba una despedida que resultó ser un «hasta luego». El técnico agotó sus días como futbolista en el Cádiz.