Oubiña recibe el ultimo aplauso de Balaídos

La Voz REDACCIÓN

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

La entrega de una camiseta por parte de su hijo Iker, la nota más emotiva de la despedida

24 may 2015 . Actualizado a las 00:17 h.

Iker Oubiña fue el gran protagonista de la despedida de Borja. El primogénito le entregó la camiseta, del adiós, a papá en el centro del campo mientras Balaídos, puesto en pie, rendía el último homenaje al gran capitán celeste que 30 horas antes, en el mismo escenario, había anunciado su paso a la reserva.

Iker, en los brazos de mamá María, apareció en los videomarcadores del estadio recogiendo una camiseta con el número 4 en la tienda oficial del club. Segundos después, María e Iker aparecían en uno de los fondos de Balaídos al encuentro de papá Borja, que previamente había saludado a sus ya excampañeros celestes y se había fundido en un abrazo con Mouriño. El presidente le entregó la máxima distinción del club.

En ese mar de emociones apareció en el medio del campo, el sacrosanto lugar de papá, Iker, para entregarle un paquete con la camiseta de la próxima temporada. Oubiña, el padre, fue el primero en ponérsela y exhibirle al celtismo la casaca que lucirá el equipo en su temporada número 50 en Primera División, la cuarta consecutiva. Como punto y final, Carlos Mouriño le entregó un brazalete que inmortaliza todos sus años de capitán.

En medio de una atronadora ovación se marchó. Sin necesidad de coger el micrófono. Le bastó con pasear durante algo más de diez minutos por el césped de Balaídos para recordar lo mucho que le aprecia el celtismo.

El homenaje a Oubiña tuvo de fondo una pancarta colocada sobre la nueva grada de Preferencia que rezaba «Grazas, Capitán», el lema con el que la afición le ha venido agradeciendo en los últimos días su paso por el Celta. Ese mismo se podía leer en Río Alto con otra pancarta de la peña Siareiros.net, a la que acompañaba en Río Bajo otra más sencilla, manuscrita, pero igual de contundente: «Grazas, Borja», rezaba el recuerdo de Irmandiños 1923 a la trayectoria del canterano vigués en el Celta. Junto con ellas, otras más pequeñas y menos visibles repartidas por el resto de gradas de otros muchos aficionados que tampoco quisieron dejar de mostrarle su cariño al referente de la cantera celeste en los últimos años.

La afición se rindió a Oubiña a lo largo de todo el acto, que se desarrolló durante el cuarto de hora previo al partido y que contó también con una representación de jóvenes canteranos que formaron un cuatro sobre el césped de Balaídos. Ese mismo número lo lucían los once titulares en sus camisetas en el momento de hacerle el pasillo cuando saltó al césped.

Las gradas vivieron en pie todo este homenaje, en una ovación constante que se intensificó cuando los videomarcadores proyectaron algunas imágenes de su carrera deportiva, así como con la aparición de su bebé. Tampoco pasó inadvertido para los aficionados de Gol y Tribuna el momento en el que, a pocos minutos para el pitido final, Oubiña se abandonó la grada para dirigirse al vestuario con sus compañeros. Allí, como comentó luego el de Marín, Borja se abrazó con Hugo en agradecimiento por el gol que le había dedicado y que sirvió, junto con la victoria, para redondear el homenaje.