Un mes preparando un Celta-Real Madrid que no ha sido declarado de alto riesgo

X. R. C. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Alrededor de 500 operarios estarán trabajando en el apartado organizativo del partido

26 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Un mes lleva el Celta involucrado en la organización del partido de esta tarde ante el Real Madrid. Un dispositivo que finalizará cuando se cierre la última puerta del estadio y el conjunto blanco está camino de regreso a casa. El plan involucra a medio millar de personas.

La cuenta atrás para un evento como el Celta-Real Madrid comienza con la venta y control de entradas. Por un lado están los abonados, al que cada club tiene controlados, pero a mayores se establece un límite máximo de cuatro entradas por persona en taquilla, mientras que si la venta es a través de Internet salta un aviso en caso de que una persona quiera comprar dos veces un pack de cuatro billetes. Todos aquellos grupos de cinco o más personas que deseen comprar entradas deben entregar un listado nominal de quienes van a asistir al partido.

A continuación se persigue el tema de la reventa, que también está controlada por programas informáticos a través de aplicaciones sofisticadas para detectar cualquier tráfico en la red. De hecho, con motivo de la visita del Barcelona se detectaron decenas de casos que fueron atajados a tiempo. Casos que iban desde la venta de entradas al alquiler de abonos.

De un modo paralelo, se ponía en marcha el dispositivo policial. En el caso de las ciudades con más de 50.000 habitantes, como es el caso de Vigo, la Policía Nacional es la que actúa como representante del Ministerio del Interior. A mayores, en el dispositivo se incluye a la Policía Local, Protección Civil y la seguridad privada del estadio.

Dos semanas antes los dos clubes se pusieron en contacto, igual que las policías. En este caso la de Vigo con el distrito madrileño que incluye el Bernabéu. Estas consultas se hacen en paralelo y es ocho días antes cuando se cruzan las informaciones. Esta fecha corresponde al momento en que la subdelegación del gobierno tiene que declarar si el partido es o no de alto riesgo, aunque esta resolución puede cambiar hasta 48 horas antes del choque si existe alguna información relevante de última hora que lo aconseje. En esta ocasión no ha tenido esa consideración, algo por otra parte habitual.

El operativo real

La primera fase se cierra con la reunión prepartido en donde se pasa a limpio toda la información con la aceptación, vía firma, de todas las partes implicadas. Es en este momento cuando comienza el operativo real para el partido. Se marca el horario de taquillas (si quedasen entradas, que ya no es el caso), la hora de apertura de las puertas (por norma una hora y media antes), el horario en el que deben estar en el campo lo vigilantes de seguridad (dos horas antes) y también la llegada de los operarios que atenderán a los medios de comunicación.

El operativo no acaba con el pitido final del partido, sino cuando se cierran las puertas del campo y el equipo visitante está de regreso a casa. La evacuación de Balaídos dura un máximo de 8 minutos según tienen corroborados los servicios de seguridad del club tras varías inspecciones. Más allá de ese tiempo, apenas un 5 % permanece en el campo.

Bajo este plan, hoy serán unos 500 operarios los que estén en el apartado organizativo del partido, cuyo gasto será un 10 % superior a un encuentro cualquiera. La media para abrir Balaídos en un partido cualquiera es de unos 15.000 euros, que no sufren una variación sustancial.