Un paso tan corto como profundo

La voz

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

La estancia de Luis Enrique en Vigo, marcada por el trato en las distancias cortas y la libertad en su metodología

31 mar 2015 . Actualizado a las 16:09 h.

Luis Enrique, que vuelve el domingo a Vigo como técnico del Barcelona, dejó huella en el Celta. Lo sostienen quienes trabajaron con él a lo largo de toda la temporada y desde diferentes ángulos. En la parcela técnica era exigente y metodológico, pero al mismo tiempo fomentaba la autonomía. En el campo, facilitaba en todo lo posible el trabajo a los futbolistas destripando al rival y ensayando ejemplos prácticos a lo largo de toda la semana.

Nando Villa fue su preparador de porteros en el Celta. Nando, que sigue en el club, aunque ahora en el cuerpo técnico del filial, hace un resumen redondo de la corta era Luis Enrique en el Celta: «A nivel personal me pareció muy cercano y muy campechano, transparente en todo momento. Con él todo es muy sencillo porque se muestra como es».

Lucho se ganó hasta a los que disfrutaron de menos minutos, como fue el caso de Mario Bermejo, que vivió sus últimos días como futbolista y que ahora forma parte de la secretaría técnica celeste. «No tengo ninguna queja y hablo desde el punto de vista de un jugador que jugó poco, no vine jugando como me hubiera gustado, pero en ningún momento me sentí un jugador fuera del equipo que estuviera en otro nivel o que tuviera menos importancia que los demás, sino todo lo contrario», indica el exdelantero.

Bermejo comenta que este trato fue «desde el principio, incluso en la rehabilitación, él me hizo sentir importante dentro de la plantilla, valoró mi trabajo y lo hizo dándome partidos a final de temporada que la verdad no esperaba dado el nivel de competencia que teníamos en la plantilla y el nivel de exigencia que tenía el equipo». Aspectos que han llevado al exfutbolista cántabro a asegurar que «tanto a nivel personal como deportivo se puede decir que ha dejado una huella en todos nosotros bastante profunda, por el trato en el día a día, por el trato personal, e indudablemente por lo que aprendí de él a nivel deportivo en lo táctico, técnico y estratégico, que nosotros utilizamos el año pasado y tan buen resultado nos dio».

De su paso por Vigo también queda la apuesta por los jóvenes con Santi Mina como principal referencia. «Destacó la confianza que demostró hacia mí. Siempre fue un entrenador muy cercano, que se preocupó mucho por mí. Fue el técnico que hizo que tuviera una continuidad y nunca dejó de confiar en mí y en los momentos complicados supo tratarme y darme minutos».

Los jugadores del Celta percibieron desde el principio que el primer objetivo del trabajo de Luis Enrique era allanar el camino de los futbolistas de cara al próximo partido en todo lo posible, por eso desmenuzaba al rival para que sus jugadores tuvieran toda la información precisa. «Ellos -indica Bermejo en alusión al grupo de Luis Enrique- observan mucho al rival y a pesar de tener nuestra filosofía y nuestra idea de fútbol muy definida sabe lo que hay que hacer para superar a un contrario, y toda esa información te la va dando durante la semana de tal manera que cuando llegas al partido sabes lo que tienes que hacer casi de memoria». Apunta que no choca con la libertad de movimientos que el asturiano pregona hacia sus peloteros: «Él no limita la iniciativa de los jugadores para nada, pero te da cierta información de todo lo que tienes que hacer en el campo para superar al rival y eso son siempre beneficios para un equipo».

Algo parecido sucede en el apartado técnico. Nando Villa recuerda que «estaban delimitadas las parcelas de cada uno. Por lo que me correspondía a mi siempre me dio libertad para poder ejercer mi trabajo al 100%, le gustaba cómo trabajaba yo con ellos, aunque de vez en cuando sí había algunas pautas para que se dieran trabajos más especializados de los porteros pero siempre me dio confianza para poder desarrollar mi función».

En su caso, centrado en la preparación de los porteros, el céltico recuerda que ponía especial énfasis en el juego de pies de los guardametas. «Mi trabajo se centraba en hacer tareas determinadas como la salida de balón, porque en su metodología entienden que el portero era un jugador más de campo. Muchas de esas tareas iban dirigidas a cómo querían que se hicieran los trabajos para que esa manera se diera después en un aspecto real de partidos». Por cuestiones así, Nando no tiene dudas de que trabajar para Luis Enrique significó en su carrera como técnico «un antes y un después». Una frase que comparten muchos de quienes le conocieron en la intimidad de A Madroa.