Unbelieber

Tamara Montero
Tamara Montero CUATRO VERDADES

GENTE

10 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya les ha escupido a sus seguidores desde un balcón. También los ha humillado en pleno concierto diciendo que si van a dar palmas, que por lo menos sigan el ritmo de la canción. Eso, cuando acaba un concierto. El último en Oslo lo dejó nada más comenzar porque alguien intentó tocarle una pierna. Ha utilizado la socorrida táctica de voy al baño un momento para desaparecer en medio de una entrevista en la que no se lo estaba pasando muy bien y no regresar jamás. Ya se ha sentado delante del juez por participar en carreras ilegales. Después de haberse tomado unas copas, fumado marihuana y tragado alguna que otra pastilla. En los bares, discotecas y restaurantes, es un peligro. Tanto insulta a la exmujer de alguien para luego liarse a guantazos como orina en un cubo de limpieza porque sí. Porque él es Justin Bieber. Porque es uno de los mayores productos de márketing de todos los tiempos y nadie se atreve a pararle los pies a esta máquina de hacer dinero. No hay quien le espete en la cara que es quien es única y exclusivamente gracias a los beliebers, esos a los que cree que puede escupir desde un balcón, humillar desde un escenario o dejar compuestos y sin concierto porque no está de humor para cantar. Veintiún años. Un perfecto maleducado. Un niñato enrabietado. Un pequeño tirano de la industria musical. Y ya va siendo hora. Que alguien dé el paso. Que por fin se atreva a mandarlo a la cama sin cenar.