La actriz desvela a la revista «People» las razones que se esconden tras su cambio de aspecto
22 oct 2014 . Actualizado a las 13:41 h.Solo unos pocos fueron capaces de reconocer a Renée Zellweger este lunes en Beverly Hills. La actriz se plantó en la entraga de premios de una conocida revista de moda con un aspecto completamente distinto, con una cara, literalmente, diferente. Su nuevo físico ha dado pie a todo tipo de especulaciones; la mayoría, encaminadas hacia el repaso quirúrgico. Pero Renée Zellweger ha hablado. A través de unas declaraciones a la revista People, la protagonista de Brigdet Jones ha explicado que la culpa de parecer otra la tiene la felicidad.
Cuenta Zellweger, de 45 años, a la publicación estadounidense que desde hace un tiempo lleva una vida más saludable y más plena. «¡Me gusta que la gente piense que estoy diferente! Estoy viviendo una vida feliz, más plena, y me encanta que se note», asegura, sin hacer referencia alguna al bisturí. Reclaca que sus amigos le repiten a menudo que la ven más tranquila y más sana. «Durante mucho tiempo no fue así. Llevaba una agenda imposible de seguir y no me dejaba cuidar de mí misma. En lugar de pararme a pensar, seguí corriendo hasta que estuve agotada e hice malas elecciones para ocultar mi agotamiento».
Las variaciones de peso de la actriz siempre han sido algo habitual, exigencias del guion de sus diferentes papeles. Sin embargo, la reciente metamorfosis de Renée Zellweger tiene más que ver con los rasgos de su rostro que con los kilos. Luce ahora un perfil más marcado y anguloso, menos arrugas y los pómulos más bajos. Ya se los había marcado hace dos años, momento que aprovechó también para ponerse bótox y achinarse la mirada. Ahora podría haberse reducido las mejillas, estirado los párpados y retocado la nariz. «Hace mucho que la gente no me veía sana, igual parezco diferente, ¿y quién no cuando va haciéndose mayor? Soy diferente y estoy feliz», ha recalcado la actriz a People.