La cantante Vega se casa con uno de los dueños de Estrella Galicia en Castro Caldelas

Carlos Cortés
Carlos Cortés REDACCIÓN

GENTE

Santi M. Amil

En un doble desafío a la superstición del martes y 13, primero se casaron y después se embarcaron

14 may 2014 . Actualizado a las 20:20 h.
Ayer era martes y era día 13 pero ellos no solo se casaron, sino que además se embarcaron. José María Rivera Trallero, consejero y uno de los dueños del grupo empresarial coruñés que elabora Estrella Galicia, y la cantante cordobesa Vega eligieron la Ribeira Sacra para hacerle esta especie de corte de mangas olímpico a la superstición y oficializar la relación que mantienen desde hace años. Fue una ceremonia civil al aire libre a la que asistieron unos doscientos familiares y amigos de los novios. Los contrayentes quisieron discreción y no hubo anuncio previo. Solo ayer, Vega publicó en su cuenta de Twitter una foto suya tras la ceremonia y el texto «compartiendo con vosotros un día muy feliz de mi vida». La pareja fue a casarse al municipio ourensano de Castro Caldelas, donde el grupo Hijos de Rivera tiene la bodega Ponte da Boga, su incursión en el mundo del vino a través de la denominación de origen Ribeira Sacra. El único terreno llano entre el edificio de piedra de la bodega y sus cuatro hectáreas de viña en bancales había sido adornado con faroles de papel, mesas al aire libre y un refugio a la sombra con pacas de paja como asiento. Era una fiesta campestre -«romería», ponía en los letreros de la entrada- a la que los novios acudieron vestidos en tonos luminosos, él con una chaqueta blazer beis y corbata azul celeste y ella con un largo vestido blanco de corte sencillo. La música la puso el grupo de gaitas Airiños de Caldelas. A las doce ya habían llegado todos y empezó una ceremonia rápida pero emotiva. Ofició el alcalde de Castro Caldelas, Eladio Osorio, que agradeció a los contrayentes que hubiesen elegido «este paraíso» para un día tan especial para ellos. Después, los recién casados y sus invitados hicieron una comida ligera a base de pinchos y poco antes de las cuatro de la tarde se subieron a unos autobuses que los llevaron al embarcadero de A Abeleda, en el embalse de Santo Estevo, y recorrieron en dos barcos el espectacular cañón del Sil. Hora y media después, desembarcaron cerca de la cabecera de la presa, donde los esperaban los autobuses para llevarlos al Parador de Santo Estevo, en Nogueira de Ramuín. Allí los aguardaba una fiesta que se prolongó hasta la noche.