Una instalación que se esfumó sin estrenar

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente O PORRIÑO / LA VOZ

GALICIA

Así está el lugar que antes ocupaba el centro de interpretación en la actualidad: maleza y arbolado
Así está el lugar que antes ocupaba el centro de interpretación en la actualidad: maleza y arbolado XOAN CARLOS GIL

El aula de interpretación de As Gándaras, en O Porriño, costó 420.000 euros y nunca llegó a funcionar

22 jul 2018 . Actualizado a las 18:23 h.

Costó 420.000 euros, aportados por la Unión Europea (300.000) y el Concello de O Porriño (120.000). Su construcción concluyó en el 2002 y a día de hoy no queda ni rastro. No solo eso, sino que el centro de interpretación de la naturaleza de las Gándaras de Budiño nunca se usó. Ni siquiera llegó a cortar la cinta de inauguración el entonces alcalde, José Manuel Barros. Y eso que por aquellas fechas el ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, visitaba O Porriño con motivo de la colocación de la primera piedra del colector de saneamiento del río Louro, una actuación muy ligada a la anterior por la repercusión medioambiental.

El pecado del centro de interpretación, como el de tantas otras obras que tienen detrás grandes inversiones, fue pensar sin más en su construcción. Una vez concluida, nadie quiso hacerse cargo del mantenimiento, del contenido y menos aún del personal. En apenas un año el inmueble presentaba un aspecto irreconocible y el agua subía metro y medio por el salón de actos.

«Se construyó sobre una zona de inundación de la laguna y cada vez que subía el agua se inundaba. Es como si en Egipto construyes un centro de interpretación sobre las pirámides», comenta Raúl Francés. Cuando llegó a la alcaldía en el 2003, lo máximo que encontró del proyecto fue un expediente de folio y medio genérico, «tipo Wikipedia». No entiende cómo con esa documentación se lograron tantos fondos europeos.

En ese mismo año, el Concello de O Porriño intentó negociar con la Consellería de Medio Ambiente (entonces en manos de Carlos del Álamo) y con la Confederación Hidrográfica del Norte la dotación de personal y contenidos, pero finalmente la pretensión no llegó a buen puerto. Hasta los empresarios del polígono industrial, situado a pocos metros de ese entorno, reclamaron una solución, algo que también cayó en saco roto, a juzgar por el resultado.

En el 2004 se produjo otro intento de dar una salida al inmueble trasladando el tema al pleno de la corporación. Los concejales decidieron ejecutar su reparación, la limpieza del entorno y su puesta en valor. Sin embargo, nada se supo de tal acuerdo. Tampoco se supo más de una posible multa de la Unión Europea, al menos que se recuerde en el Concello. «Creo que no se llegó a pagar nada», indica el concejal Manuel Carrera.

El centro se fue cayendo poco a poco con ayuda de los vándalos. Ahora ya no queda ni rastro de estos cascotes y escombros
El centro se fue cayendo poco a poco con ayuda de los vándalos. Ahora ya no queda ni rastro de estos cascotes y escombros XOAN CARLOS GIL

El centro siguió su curso, que no fue otro que caerse a pedazos poco a poco, ayudado de la mano de los vándalos. Persianas, cristales, ladrillos... Hasta los falsos techos fueron arrancados de cuajo, pese a los sucesivos tapiados. Lo poco que quedó del edificio se fue cayendo por su propio peso. La muerte de una persona entre las ruinas derivó en una orden judicial al Concello de O Porriño para que repusiera todo a su estado natural.

Actualidad

Ahora mismo ya no queda ni rastro de las botellas, latas, pañuelos y excrementos que aparecían mezclados con los cascotes. Los escasos restos que sobrevivieron fueron retirados por el gobierno municipal para recuperar el bosque de ribera sobre el que fue levantado. Cubierto de plantaciones y maleza, nadie diría ahora que en ese espacio existió un edificio. Es como si el centro de interpretación de las Gándaras de Budiño se hubiera esfumado. Raro es el vecino de esa parroquia porriñesa que da señales de él. Como mucho, les suena que se estaba haciendo algo que nunca llegaron a ver. Tampoco se prodigan las fotos de cuando estaba totalmente en pie, algo en cierto modo normal si lo que se pretendía era no dejar rastro de semejante despilfarro.

Ahora, junto a lo que iba a ser un inmueble para adentrar a los visitantes en el entorno de las Gándaras, se sitúa un espacio dedicado a la práctica de cruising. Las quedadas entre personas desconocidas para la práctica del sexo sustituyen a los excursionistas deseosos de descubrir parajes medioambientales. El éxito de los encuentros llega a tal extremo que ya se anuncian en distintas webs destinadas a este tipo de citas. Tal es la afluencia de gente que a muchos porriñeses les molesta más esta práctica que el hecho de que se hayan tirado 420.000 euros. Algunos incluso se han alegrado de la desaparición del edificio al no estar de acuerdo con el lugar elegido para su construcción y con el destrozo del bosque de ribera.

La intención del centro era dar a conocer las Gándaras de Budiño, un espacio con alto interés paisajístico que forma parte de la red Natura 2000. Se extiende por 700 hectáreas que contienen un bosque de ribera único y un gran interés ornitológico.

El pasado y el presente

No se inauguró. La construcción concluyó en el 2002. No se inauguró ni llegó a funcionar. Costó 420.000 euros y el objetivo era destinarla a informar a los visitantes del contenido de las Gándaras de Budiño

Desapareció por abandono. Nunca se lo dotó de contenidos ni de personal. La falta de mantenimiento y los saqueos lo llevaron a la ruina y en la actualidad hay plantaciones de pequeño arbolado y matorrales.