«As dúas monxas cortaban o vento»

GALICIA

ÁNGEL MANUEL CASTRO

Las religiosas que sorprendieron por su velocidad y aerodinámica en la bicicleta abandonan la Costa da Morte, tras realizar una peregrinación de 4.000 kilómetros

27 jul 2017 . Actualizado a las 10:50 h.

La monja que tanto está dando que hablar estos días y cuyo esmerado descenso en bicicleta por el Camino a Fisterra y Muxía, propio de un ciclista del pelotón internacional, ha llegado incluso a los telediarios, tiene nombre. Se llama Zofía y nació en Polonia en 1956, con lo que debe andar por los 61 o 62 años, como señala Ángel Manuel Castro, el hospitalero del albergue Bela Muxía, que la atendió junto a Halina, su compañera de congregación y también de peregrinación con la que llegó hasta Muxía el pasado día 18. Después acabó la ruta, junto a su compañera, en Fisterra.

De hecho, el paso de las religiosas por la Costa da Morte ya se había convertido en sensación antes incluso de que su peripecia ciclista saltase a las pantallas.

De hecho, el domingo 16, a las puertas del restaurante O Cabral de Baíñas (Vimianzo) eran el centro de atracción y varios vecinos, algunos de ellos de edad avanzada, se esforzaban por indicarle a las hermanas la posición del pueblo sobre un mapa de la ruta jacobea que traían consigo. Llamaba la atención su indumentaria, por supuesto, y también el carácter jovial de las religiosas, que no paraban de sonreír, incluso a carcajadas, y dar las gracias por todo, incluso en muchos casos sin entender una palabra de lo que le decían sus interlocutores.

De hecho, como asegura Ángel Manuel «non falaban nada de inglés nin de nada, solo a súa lingua», por lo que solo se pudo entender con ellas «gracias a uns peregrinos que había tamén desa zona, non sei se eran xustamente polacos ou búlgaros, que estiveron aquí e que se traducían uns aos outros». El hospitalero se muestra convencido de que la de las imágenes es Zofía -al menos es su bicicleta y el aspecto se acerca más al suyo que al de Halina-, aunque «calquera das dúas pedaleaba a Deus», señala Castro.

Las dos religiosas completaron en bicicleta los 4.000 kilómetros que separan Polonia de la Costa da Morte, para lo que emplearon algo menos de tres meses, algo que no sorprende a Castro.  «Este mesmo ano tiven un holandés de 70 anos, camiño de 71 que vén andando dende alá e fisicamente viña perfecto. Unicamente acusou algo o tema psicolóxico, porque ata chegar a España apenas hai peregrinos e a soidade afectoulle». También en esta campaña recibió a un abogado llegado a pie desde su Alemania natal.

Lo que realmente ha sorprendido es su destreza y velocidad en la bici. Begoña Valdomar, hospitalera de Fisterra y presidenta de la Asociación Amigos do Camiño, pudo dar fe de ello. «Eu -dice- xa coñecía o caso, pero indo para Herbón atopeinas ao pasar Brandomil. E as dúas monxas cortaban o vento. Non sabes as risas que nos botamos». Las monjas estuvieron luego en su albergue, donde hicieron buenas migas con la mujer del urólogo del hospital, que también es polaca. «Non falaban -señala Begoña- máis que polaco, pero para elas todo eran risas. Son destes peregrinos, aínda que tamén o son todos en xeral, que che levantan o ánimo».

Zofía y Halina ya abandonaron la Costa da Morte y, aunque los hospitaleros que las atendieron no pueden asegurarlo al 100 %, creen que también realizarán el regreso a su país en bicicleta. Casi nada. Su particular estilo con el manillar y la destreza y velocidad en el manejo de la bicicleta, que poco tiene que envidiar a los grandes campeones del pelotón, se ha convertido en un fenómeno viral. El vídeo en el que se grabó a una de ellas ya ha superado las 180.000 visitas en Youtube.