El porqué meteorológico que ha convertido Galicia en Galifornia

Xavier Fonseca Blanco
xavier fonseca REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Xavier Fonseca

Temperaturas suaves, agua del mar fría y los bancos de niebla son algunas coincidencias entre las dos zonas geográficas

15 jul 2017 . Actualizado a las 18:29 h.

Que Galicia no tiene nada que envidiar a ninguna zona del planeta es algo que sabemos muy bien los gallegos. Aun así, en los últimos años, aprovechando el auge de las redes sociales, el imaginario popular ha querido dejarlo bien claro. Ha nacido un nuevo concepto, Galifornia, que compara a nuestra comunidad con el lugar que históricamente hemos asociado con un paraíso, California. Cuando alguien piensa en el estado norteamericano no le viene a la cabeza el Valle de la Muerte o el desierto de Mojave, sino sus playas. Una, en concreto, Santa Mónica. Es lógico, desde 1989 hasta el 2001 generaciones enteras merendaban con la mítica serie Los vigilantes de la playa que mostraba esos cuerpos tan perfectos de hombres y mujeres sobre ese arenal de ensueño y unas aguas muy apetecibles. Hoy Galifornia es un término con significado propio que suele acompañar a una fotografía de cualquier paisaje gallego. En la red social Instagram hay registradas más de cuatrocientas mil etiquetas con ese nombre.

Pero la asociación que hemos creado los gallegos en realidad tiene mucho sentido. Tanto California como Galicia están situados justo en la costa oeste de sus respectivos continentes y la meteorología está condicionada por los anticiclones oceánicos, que tienen exactamente el mismo origen. Tanto el de las Azores como el del Pacífico son sistemas de altas presiones semipermanentes. Forman parte de la circulación general de la atmósfera, siempre están situados en la misma posición y solamente se mueven hacia el norte y el sur dependiendo de la época del año. Los anticiclones se alimentan de aire cálido, así que ascienden en latitud en primavera y verano, cuando la radiación solar aumenta.

Vientos del norte

Ocurre, además, que en el hemisferio boreal los anticiclones giran a favor de las agujas del reloj, favoreciendo que los vientos soplen de componente norte. Esa circulación del aire empuja las aguas superficiales hacia la plataforma oceánica. Para compensar el déficit, aguas profundas emergen hacia la superficie. Este es un fenómeno que se llama afloramiento y que se produce paradójicamente en las costas que bañan a los desiertos de la Tierra. El sistema de afloramiento que afecta a Galicia recorre el

noroeste de África, atraviesa Canarias, la costa de Portugal y termina en la costa sur gallega. El otro lugar de nuestro hemisferio donde existe es California.

El afloramiento costero tiene sus pros y contras. Por ejemplo, al ser aguas que afloran desde el fondo están muy frías. Puede que nos hayan vendido el baño en las playas californianas como una experiencia inolvidable, pero si perdura en la memoria será como un recuerdo no demasiado agradable. La temperatura del agua rara vez supera los 18 grados durante el verano, cifras similares a las que se registran en las playas de las Rías Baixas. Las aguas gélidas del oeste de la Península Ibérica y de Estados Unidos contrastan con las cálidas de la costa este de ambos países. En las playas Mediterráneo la temperatura del mar puede alcanzar los 27 grados y en el estado de Florida, hasta los 30 grados.

Sin embargo, en California y Galicia sí es posible nadar en algunas de las aguas más ricas del planeta, solo comparables a las de Chile y Sudáfrica, las otras zonas del mundo donde se producen afloramientos. Las aguas frías que ascienden desde las profundidades llegan cargadas de nutrientes y se convierten en un reclamo para una gran variedad de moluscos, crustáceos y peces, como la sardina. Así, en nuestra comunidad compensamos el mar gélido con una deliciosa mariscada.

Galicia y California también cuentan con algunas infraestructuras emblemáticas que se han convertido en símbolos, el puente de San Francisco y el de Rande. Muchas veces son engullidos por un espeso manto de niebla que deja una estampa espectacular. El origen de este tipo de nube baja también es igual y se llama niebla de advección.