¿Cuánto monte gallego está abandonado?

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

BASILIO BELLO

En Galicia sí se sabe que el 30 % de la superficie forestal no está arbolada, pero se desconoce un dato clave para actuar

25 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Es sabido que el monte ordenado y explotado arde con una menor facilidad. En Galicia hay algo más de dos millones de hectáreas de superficie forestal. De ellas, unas 600.000 no se encuentran arboladas. Es decir, que son improductivas para usos industriales. He aquí algunas claves para comprender el sector forestal. 

¿Cuál es la foto actual?

Sabemos, con estos datos, que aproximadamente un 30 % del monte gallego está infrautilizado, pero desconocemos qué porcentaje exacto de monte está abandonado. Hay superficie forestal arbolada que, en cambio, sí se halla abandonada. Y otra que no lo está y tiene usos. Por tanto, deberíamos ser capaces de medir el abandono y, en consecuencia, de mejorar las estimaciones de potencial aprovechamiento del inventario forestal. 

¿Qué revela esta imagen?

Primero, que Galicia es una gran potencia forestal, pero podría serlo mucho más. Lidera la producción y exportación de madera en España y lo hace a pesar de que un 30 % de su monte está infrautilizado. Es una proporción relevante, sobre todo si se tiene en cuenta que se trata de un porcentaje muy inferior al que presentan países de una gran tradición maderera, como es el caso de Finlandia (12 %), Austria (14 %), Suecia (18 %) o Estados Unidos (20 %).

¿Por qué ocurre esto?

En gran parte, por una estructura minifundista de la propiedad. En Galicia hay 680.000 propietarios forestales, es decir, casi uno de cada cuatro habitantes. Y en cambio, solo venden madera 80.000, es decir, que el 88 % de los dueños de una parcela no le sacan rendimiento. Algo que sucede por su tamaño. 

¿Qué se ha hecho?

Los instrumentos que se han puesto en marcha por ahora desde el poder público para agrupar parcelas forestales no han dado los frutos esperados. Según los expertos, no existen ni incentivos fiscales para unir propiedades ni tampoco un marco de ayudas que atraiga a la inversión privada. Y esta es clave para poder poner en valor un monte que no solo depende de lo que haga o invierta el sector público. Esta es parte de la hoja de ruta que tiene ahora encima de la mesa la Administración gallega, que negocia con el sector un nuevo escenario para los próximos años. 

¿Dónde hay otro frente de batalla?

El decreto de la Xunta que regula la inversión en montes vecinales, en vigor desde mayo del 2016, ha avivado el viejo problema de los lindes al abrir nuevas expectativas de negocio y de explotación forestal. La norma obliga a reinvertir el 40 % de los beneficios en un plan de ordenación que tiene, entre otros, el objetivo del deslinde. Este escenario ha abierto las disputas entre los montes vecinales, pero también entre estos y los propietarios particulares. El asunto es relevante porque en Galicia hay 2.800 comunidades de montes vecinales, que suponen el 30 % de la propiedad forestal y que gestionan 700.000 hectáreas. Lugo es ahora la provincia con más problemas para delimitar parcelas.