Los bomberos de Vigo se preparan para incendios como el de Londres

Carlos Punzón
c. punzón VIGO / LA VOZ

GALICIA

Pablo Carballo / Daniel R. Portela

Se desplegaron en las torres Ífer para practicar y hacer revisiones

17 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los bomberos de Vigo cuentan con una de las escaleras más largas de Europa para actuar en incendios generados en edificios altos. A semejante brazo articulado de 55 metros se añaden tres camiones con escalas que llegan a 37, 32 y 18 metros, pero ninguno de los cuatro elementos es suficiente para alcanzar las plantas superiores de los edificios más altos de la ciudad.

Para estar preparados para actuar en esas alturas ante incendios como el de Grenfell en Londres, bomberos y los vecinos de las torres Ífer de Vigo -una edificación de 72 metros de altura- pusieron ayer en común el trabajo de unos y el acceso al inmueble de los otros, para comprobar que todo estuviese en orden ante un hipotético siniestro y que los protocolos de actuación estuviesen ensayados.

Aunque estaba previsto desde hace días, antes incluso de que se desatase el fatídico incendio de la capital británica, la presencia de los bomberos con un camión escalera y otros cuatro vehículos, y una columna de agua precipitándose desde los pisos superiores, desató la expectación de los viandantes, ajenos a que se encontraban ante un ejercicio práctico. El agua brotó desde la planta 17, la última de una edificación levantada en 1999, y a la que se añaden cuatro alturas más en el entresuelo en el que se ubica el Círculo de Empresarios de Galicia-Club Financiero de Vigo y otras cuatro más de garaje.

«Estaba previsto mucho antes del incendio de Londres, pues llevamos ya unos meses colaborando con los bomberos», indica Jesús Domínguez, presidente de la comunidad de vecinos del inmueble que ocupa las parcelas 62 y 64 de la céntrica avenida de García Barbón. «A nosotros nos interesa saber cómo estamos de preparados ante una incidencia, y a ellos, a los bomberos, actuar y probar unas instalaciones como las nuestras», explica el representante de los vecinos e inquilino junto a su familia de uno de los últimos pisos de una de las dos torres.

La columna de agua que se precipitó desde lo alto se convirtió en la prueba positiva que determinó el correcto funcionamiento de las instalaciones interiores antiincendios, en ese caso las tuberías colocadas para subir agua desde la calle mediante una bomba de presión exterior a las plantas superiores, en caso de necesidad.

«Estamos muy sensibilizados y siempre he tenido la preocupación de que todo funcione correctamente, ya que las escaleras de los bomberos no pueden llegar a los pisos más altos», añade Domínguez, que lleva 14 años como presidente de las dos torres visibles desde gran parte de Vigo y uno de los techos arquitectónicos de la ciudad.

Profunda revisión

La presencia de los bomberos fue advertida días antes a los vecinos del inmueble, a los que además se le recordó la existencia pormenorizada de todo el dispositivo existente en el inmueble a la hora de actuar ante un posible incendio y también las medidas y elementos de alerta que deben de tener en sus domicilios. Detectores de humos y alarmas en zonas comunes, también en las cocinas de cada vivienda y garajes; pulsadores de aviso de alarma; detectores de gases en los párkings; extintores normales en los espacios de paso y especiales en las zonas de aparcamiento; carteles, salidas de emergencia y el funcionamiento de las bombas de achique en los sótanos, además del grupo de presión de las torres, pasaron la revisión de los bomberos. Tras su examen recomendaron revisar pequeñas anomalías en las indicaciones interiores de la construcción, que se convertirá más veces en escenario real de pruebas para los bomberos vigueses para entrenar al personal de los dos parques de la ciudad en la actuación ante posibles siniestros en edificaciones más altas que los medios de los que disponen.

El brazo articulado de 55 metros con el que cuentan los bomberos vigueses fue adquirido por el Concello de Vigo en el 2008 por 878.000 euros, destacando en aquel momento Abel Caballero que tan solo en Moscú había una herramienta antiincendios de mayores dimensiones.