Patronal y sindicatos hacen pinza contra las nuevas rutas de autobuses de línea de la Xunta

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

Las tres partes volverán a negociar el lunes, víspera de la huelga

16 jun 2017 . Actualizado a las 22:41 h.

Teóricamente la reunión de este viernes en la Consellería de Infraestruturas era para mediar entre los sindicatos y la patronal del transporte público por carretera para evitar la huelga indefinida, todos los martes y los miércoles a partir del día 20. Pero en realidad se convirtió en «una pinza» -así lo definieron algunos asistentes- entre los empresarios y los representantes de los sindicatos contra la primera fase del plan de transporte que la Xunta quiere aplicar a partir de agosto, un anticipo del modelo que estará en vigor a partir del 2020 y que tuvo que ser adelantado por la renuncia de las empresas a prestar servicio en unas 500 líneas.

Aunque la patronal matiza la pinza con los sindicatos, pues comparten algún objetivo pero no todas las inquietudes, en un comunicado de las tres federaciones de transporte mayoritarias se muestran comprensivos con los paros. No los apoyan, «aínda que entendemos a postura e o malestar das centrais sindicais».

En cualquier caso, sí que parece existir un frente en el sector contra el nuevo plan de rutas de autobuses de línea, como refleja el hecho de que los empresarios constaten que la Xunta «está completamente soa na defensa do seu plan de transporte», una soledad que, en opinión de la patronal, se ha visto agravada por el comunicado de Confapa, colectivo mayoritario entre las asociaciones de padres y madres de alumnos, que rechaza que los autobuses escolares se conviertan en líneas regulares. El uso compartido del transporte a los colegios, desaprovechado y con múltiples plazas libres en las zonas rurales, es uno de los pilares de este plan. Y la Xunta difícilmente va a abandonar esta idea, de ahí que la distancia en este punto es prácticamente insalvable. La patronal no quiere tocar un transporte escolar que le garantiza 120 millones de ingresos cada año. Y el Gobierno gallego quiere optimizarlo.

Negociar aspectos concretos

Es evidente que ante esta situación la consellería está abocada a negociar, y su predisposición es la de hacerlo hasta que los 42 anteproyectos puedan convertirse en concesiones que cuenten con un amplio respaldo en el sector, los concellos y los usuarios, pero sin que esto afecte a la esencia del plan. Aunque la reunión de este viernes fue dura, los canales siguen abiertos, y el lunes habrá una mesa de negociación de carácter más técnico en el que ya se abordarán aspectos concretos del plan que no convencen ni a los sindicatos ni a la patronal, como la posibilidad de que se contraten conductores por horas, aclarar la subrogación de empleos así como la viabilidad económica de las concesiones. Los sindicatos consideran que este modelo «expulsaría» a un millar de empleados de un sector en el que hay unos 7.000 trabajadores.

Los empresarios, por su parte, parecen esperanzados con esta disponibilidad a negociar de la conselleira de Infraestruturas, Ethel Vázquez, que estuvo presente al principio del encuentro a tres bandas. Después tuvo que desplazarse a Ourense para la presentación de la intermodal, por lo que las negociaciones las llevaron el secretario xeral técnico, Joaquín Macho, y el director xeral de Mobilidade, Ignacio Maestro. Al encuentro asistieron representantes de las cuatro federaciones empresariales -Fegatravi, Transgacar, Anetra y Fegabus- y de UGT, CC.OO. y CIG.

La secretaria de acción sindical de la federación de transportes de UGT de Galicia, Beatriz Meilán, afirmó que las posturas siguen «totalmente alejadas», pero valoró positivamente que los empresarios y la Xunta se den «un tiempo» para encontrar una solución «no apresurada». Este optimismo relativo tiene un reflejo también en el lado de la patronal, que en su comunicado aventura que la posibilidad de que el plan de transporte «se reconduza está hoxe máis preto que onte».

Los empresarios plantean que el plan se negocie sin la espada de Damocles de implementar la primera fase en agosto, cuando finaliza el plazo de prestación de servicios para las empresas que renunciaron a las rutas. Ahora se comprometen a mantener los servicios con algunos ajustes mientras se negocia.