El fin de curso escolar vuelve a disparar la actividad de los bancos de alimentos

s. c. REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

CESAR QUIAN

Las familias reciben más suministros si los menores no están en campamentos

15 jun 2017 . Actualizado a las 01:05 h.

«Ningún niño tiene que pasar sin comida en Galicia, ni siquiera en verano». Lo dice José Pita, presidente de Fegaban, la Federación Gallega de Bancos de Alimentos. Para eso la entidad ha firmado un convenio con la Consellería de Política Social que se cumple cada verano desde el año 2014. Las cifras lo dicen todo: cada año la entidad benéfica atiende a unas 100.000 personas.

La garantía de Pita es reiterativa: «Ningún concello, organización o particular quedará sin suministro este verano. Eso está garantizado». Otra cosa, claro está, «es que seguramente queden ganas de algunos productos», ya que la lista de comida fresca, pescado, fruta, verduras y congelados es más limitada que la de pastas, arroces, azúcar o aceite, aunque los productos perecederos se entregan de forma periódica.

Las actividades están abiertas a todos los escolares, los que pagan y los que noLo cierto es que de cara al verano, y ante la existencia de una bolsa de pobreza que apenas se mueve en la comunidad, los concellos ponen en marcha estrategias diferentes para que todos los niños hagan al menos una comida completa al día. No se abren de forma específica los comedores de los colegios, ya que señalarían a los niños afectados. Desde Ceapa y Anpas Galegas se aplaude esta medida, porque entienden que la situación de necesidad no debe marcar a nadie.

Lo habitual es que los ayuntamientos organicen campamentos lúdicos durante los meses de verano, y que estos incluyan comida. Algunas familias pagarán por el servicio y otras no, como durante el invierno, pero nadie sabe a qué grupo pertenece el niño de al lado. Eso ocurre en la mayor parte de los ayuntamientos, de A Coruña a Vigo, pasando por Pontevedra, Santiago, Ferrol, Ourense o Lugo y ciudades de menor tamaño como Oleiros, Betanzos, Sada, Arteixo, Caldas o Marín, entre otras muchas. La mayoría complementan estos recursos con cheques o vales que las familias gestionan con los propios supermercados, y otra serie de líneas de emergencia.

En A Coruña, los educadores sociales diseñan la mejor estrategia para cada familia, como explican desde el Ayuntamiento: «Non quedan nenas nin nenos sen cubrir a través dos programas de emerxencia social, vales de comida, talóns restaurante A Flote ou Comidas en Verán».

El objetivo es siempre el mismo: «Organizámonos partindo dunha perspectiva integradora -dice Nacho Crespo, concejal de Servicios Sociales de Oleiros- e preferimos usar recursos que non distorsionen a vida das familias e que non marquen ás persoas».

En Pontevedra, la Fundación Amigos de Galicia atiende a las familias vulnerables al menos una vez por semana. Aprovechan la colaboración de las empresas -«Coren nos proporciona albóndigas de gran calidad y fáciles de conservar», dice Jesús Busto, presidente de la entidad- y combinan carnes, congelados, frutas y verduras en las diferentes semanas para que la dieta sea lo más equilibrada posible.

La caducidad de la leche complica su distribución de forma constante

A nivel nacional, la Obra Social La Caixa y el Banco de Alimentos organizan hasta finales de mes una gran recogida de leche. Según los datos que ofrecen estas entidades, en España se necesitarían 40 millones más de litros de leche. Y es que este alimento, fundamental para los niños, los adolescentes y las personas mayores, tiene una distribución muy irregular.

Según Jesús Busto, «nosotros necesitaríamos 60.000 litros más de leche al año para que nuestros 15.000 niños pudiesen tomar tanta leche como un crío de una familia con dinero». José Pita, en cambio, es más cauto: «Sí nos vendría bien más leche, pero nuestro principal objetivo es tenerla sin altibajos. Llevo dos años peleando para articular un sistema que permita el suministro constante de leche», como se hace con el FEGA y las verduras y frutas, que llegan cada quince días. Con la leche es casi impredecible: «Una vez tuvimos que repartir un millón de litros de leche en unas semanas, y los enviamos por toda España».

Con información de T. Silva, E. Silveira, D. Vázquez, S. Barral.