La casa maldita de O Carballal

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

LÓPEZ PENIDE

La vivienda de Moraña donde el viernes fue asesinado un hombre de 83 años fue escenario de un doble crimen hace 57 años y de una muerte por ahogamiento en un pozo

23 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Eu xa acordo ver tres veces nesa casa á Xustiza». Quien así habla es una de las vecinas de Agustín Chayán Silva, quien murió este fin de semana por las cuchilladas que le propinó, supuestamente, la hija de su prima. Con ambas convivía en la parroquia de Amil, en Moraña. Todos en la aldea de O Apedrado tienen claro que la vivienda donde se consumó el crimen, la casa de O Carballal, «está maldecida».

Hay lugares que parecen tener un imán especial para atraer las tragedias y desgracias. Este parece ser el caso de O Carballal. Los más viejos del lugar recuerdan que en la década de los cincuenta, la madre de Chayán Silva murió ahogada en el pozo de esta finca. «Xa estaba casado coa súa primeira muller, a que o criara, e a súa nai vivía aquí cerca. Un día soubemos que fora a casa do fillo e que morrera no pozo. Ao principio, incluso, crin que fora no meu», explica otro de los vecinos. Todos han pedido permanecer en el anonimato. «Somos poucos e coñecémonos todos», explican.

No pasó mucho tiempo hasta que un nuevo suceso volvió a teñir de luto el lugar de O Apedrado. Fue el 20 de enero de 1960. Ese día Ángel Calvo Ruibal asesinó a su esposa, Manuela Ferreiro Ruibal, y a su tía, Manuela Ruibal. «Se trata de un psicópata y el móvil del doble crimen fueron celos infundados», destacó La Voz de Galicia en la crónica de aquellos hechos.

Aquel día, Ángel Calvo asestó un hachazo en el cuello a su mujer para, acto seguido, acuchillar hasta en cuatro ocasiones a su tía. La prensa alude a las constantes amenazas que el asesino dirigía a su mujer. «Andou por aquí agachado e non quería entregarse á Garda Civil de Moraña, queríase entregar en Pontevedra. Botouse ao monte», rememoró otro de los habitantes de O Apedrado, quien se mostró convencido de que aquel día la aldea pudo haber sido un Puerto Hurraco anticipado: «Viña coa idea de que quería pasar a moitos. Si, teñoo claro. Tiña problemas. Foi unha historia das máis grandes».

Los que conocieron de primera mano aquel doble crimen aseguran que durante un tiempo Calvo Ruibal consiguió burlar la Justicia hasta que finalmente fue detenido. De lo que pasó luego nada ha trascendido y los vecinos aseguran que «estivo preso», pero poco más recuerdan.

En todo caso, 57 años después de aquel brutal crimen, la sangre volvió a manchar este fin de semana la casa de O Carballal. Todos insisten en que lo ocurrido era algo que se veía venir y creen que el desencadenante pudo ser la enfermedad mental que padece la sospechosa, la cual permanece ingresada en la unidad de psiquiatría del Hospital Provincial de Pontevedra. «Seica deixou de tomar as pastillas porque dicía que a atontaban. Se colle a calquera por diante, matao tamén», apuntan en este sentido.

Ahora en la casa de O Carballal reina el silencio, solo roto por los maullidos ocasionales de los gatos que viven y juegan allí. Los vecinos se preguntan qué ocurrirá ahora ya no con los felinos, sino con los perros -apuntan a que pueden ser cuatro- y las ovejas. De los precintos de la Guardia Civil ya no queda ni rastro.

Por el momento, la jueza instructora de Caldas de Reis no tiene previsto tomar declaración a ningún testigo. Las actuaciones están declaradas secretas, si bien ha trascendido que la Guardia Civil ha dejado en manos de la jueza la decisión de si finalmente imputa o no a la mujer. En este punto, distintas fuentes apuntaron la posibilidad de que la enfermedad mental que padece esta pueda conllevar su inimputabilidad penal.

Por otro lado, una multitud de personas, entre allegados y vecinos, abarrotó ayer por la tarde la iglesia parroquial de San Mamede para despedir a Chayán Silva.

Sospechan que Agustín Chayán murió durante la tarde-noche del viernes

Aunque los servicios de emergencias fueron alertados el sábado por la mañana del asesinato de Agustín Chayán, las sospechas de la Guardia Civil apuntan en la dirección de que el crimen pudo haberse cometido mucho antes, concretamente en la tarde-noche del viernes. De hecho, los vecinos recordaron ayer que ese mismo día vieron a la sospechosa caminando y corriendo por los alrededores de la vivienda, algo que les llamó especialmente la atención porque no era normal verla fuera de la propiedad.