La madre del WhatsApp: «Es muy injusto que te condenen por defender a tu hijo»

e. v. pita VIGO / LA VOZ

GALICIA

TOBIAS SCHWARZ | afp

«Nadie miró por mi hijo y se preocuparon por la profesora», lamenta la multada por calumnias en Vigo

13 may 2017 . Actualizado a las 12:32 h.

La sentencia que condenó a una madre de Vigo a pagar 630 euros de multa por calumniar a una profesora en el grupo de padres de alumnos ha dividido al centro escolar de A Carrasqueira, en Coruxo. La directora del centro, Pilar Freijeiro, se limitó ayer a decir que «ha hablado la Justicia» y prefirió no valorar el contenido de una sentencia que devuelve el honor a una maestra de parvulitos vilipendiada en las redes sociales y acusada de maltratar a un pequeño. Según transcendió en el juicio, la directora siempre defendió la profesionalidad y seriedad de la docente, de la que nunca tuvo quejas. Desde el principio estuvo a su lado, sobre todo al ver que la madre no pedía perdón de forma clara y retiraba sus acusaciones.

Por su parte, la profesora afectada prefirió guardar silencio. En el juicio se sintió muy dolida porque, a partir de aquellas injurias, los niños la llamaban el «monstruo del chorizo» porque la acusaban de comerse los bocadillos que los escolares traían al aula. Algo que la sentencia desmiente.

La madre condenada, L. D., pasó ayer un día duro. Volvió al colegio para llevar como un día más a su hijo al aula pero apenas recibió apoyos y ningún profesor le dijo nada, salvo la tutora que le comentó los avances del pequeño. «Me encuentro mal, ¿cómo me voy a encontrar? Veo todo esto muy injusto, que te juzguen por defender a tu hijo», indicó ayer. Su esposo cuenta que tras leer la condena que la multa con 630 euros se echó a llorar tras sentirse víctima de una injusticia.

Cree que algunas madres la apoyan, pero «la mayoría tienen miedo a hablar por miedo a que haya represalias» del profesorado del colegio. «Lo único que saco en limpio de estos meses de batalla es que mi hijo y yo sufrimos por lo que estaba pasando el niño pero todos los demás se centraron en la profesora. Nadie se preocupó por el niño, si estaba bien, solo por cómo se sentía la maestra. No me parece justo», añade. Y prefiere no dar consejos a ninguna madre que intervenga en estos foros de WhatsApp.

Su esposo, J. A. C., confirmó que han renunciado a recurrir contra la sentencia porque si la apelación «sale mal» les costaría el doble de la multa. Además, los dos están en el paro. «No tenemos dinero ni para pagar los 630 euros. Llevo cuatro años parado y ¿cómo lo pago? ¿Me van a meter en la cárcel por no pagar por una cosa incoherente y sin sentido? Se lo cuento a mis amigos de Ponferrada y no me creen, flipan con lo que les digo», afirma el padre del niño.

Está preocupado por su esposa, «que no para de llorar desde que pasó esto». Dice que cinco madres están dispuestas a hablar «sobre las cosas que pasan en el colegio». El matrimonio les pidió que declarasen a su favor en el juicio «pero no lo hicieron y ahora ya no sirve de nada». También lamenta que la policía archivase la denuncia que presentaron en comisaría contra la misma profesora por, supuestamente, arañar al niño en el cuello en la biblioteca. El matrimonio va a cambiarlo de colegio: «Una cosa está clara, en septiembre me lo llevo y que se olvide todo».

«Me duele este sistema que hace que por un mensaje te cojan y te multen»

J. A. C. cree en las palabras de su hijo de 5 años y, por eso, no entiende por qué los condenaron por calumnias pues había una base real. «Si tu hijo viene todos los días quejándose, que la profesora le da empujones y le come los bocadillos, algo pasa. Mi mujer se cansó y preguntó a las demás madres. Fue lo único que hizo. Cogieron un grano de arena e hicieron una montaña», dijo. Añadió que «me duele este sistema que hace que por un WhatsApp te cojan y te multen. Estamos mal porque es injusto lo que nos ha pasado. Mi mujer solo tenía preocupación por nuestro hijo». Le entristece el ambiente que hay en el colegio desde que fue el juicio: «Los padres no nos hablan desde que pasó esto, les meten miedo, parece que a algunos les dan una medalla».