El padre mató al niño de un golpe con una pala y dejó el cadáver en el bosque

Emiliano Mouzo A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Emiliano Mouzo

El crimen se produjo entre las tres y las siete de la tarde del domingo, Día de la Madre

10 may 2017 . Actualizado a las 07:51 h.

Javier, de 11 años, «recibió un golpe seco con una pala en la cabeza» entre las tres y las siete de la tarde del domingo, Día de la Madre, a escasos 500 metros de una casa que su abuela había heredado en el municipio coruñés de Oza-Cesuras y que era frecuentada de forma habitual por su padre, Marcos Javier Miras Montánez, ahora detenido como presunto autor del asesinato de su propio hijo. El cadáver de Javier apareció en una pista forestal del lugar de A Barra, en la parroquia de Oza dos Ríos.

Una vez que acabó con la vida de Javier, «el hombre, o bien arrastró el cuerpo o bien llevó en brazos al pequeño por un estrecho camino» que conduce a un eucaliptal, indicaron fuentes próximas a la investigación. Después «arrojó al niño a un pequeño barranco y el cuerpo quedó apoyado sobre un eucalipto».

Mientras eso ocurría, la madre del pequeño y sus familiares habían ido a buscar al niño al punto de encuentro de la Fundación Meniños, en las Jubias. Debía ser entregado por su padre sobre las 20 horas del domingo después de que pasara el fin de semana con él. Pero nadie apareció y las alarmas se dispararon.

La familia materna fue a la casa del presunto asesino, en el número 17 de la calle Ultramar, en el barrio de Labañou. Allí la abuela paterna del niño les dijo que no sabía nada de su hijo ni de su nieto «desde las dos de la tarde». «Porque habían salido a comer», comentó un familiar.

Durante la noche y la madrugada del domingo recorrieron hospitales, centros de salud de A Coruña y de su área de influencia, y hasta fueron a hostales: «Sí, incluso fuimos hasta el hospedaje en el cual fue detenido el padre del pequeño. Enseñamos la foto del niño, pero allí no estaban». Al mismo tiempo, la madre de la víctima presentó denuncia ante la Policía Nacional.

El lunes continuó la búsqueda. La madre de Javier incluso se desplazó a Oza-Cesuras, pero sin éxito. La maquinaria de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado ya estaba en marcha.

El padre estaba en un hostal

Sobre las 16 horas, la Policía Nacional transmitió la alerta a los cuarteles de la Guardia Civil de Curtis, Betanzos, Abegondo e Irixoa. Trataban de dar con el coche del padre. Poco después, policías nacionales localizaron a Marcos Javier en un hospedaje de San Roque de Afuera. Fue detenido e interrogado, y se derrumbó y contó los hechos. Acompañó a los agentes hasta A Barra. Allí los policías hablaron con su tío y padrino, José Naveira., que los acompañó al lugar: «Pero marcharon cara ao río. Non souben máis». Los agentes se despidieron de este familiar y volvieron a la zona con el detenido. Allí les contó lo que le había hecho a su hijo. Subieron por el empinado camino que lleva al bosque de eucaliptos, «y en el sendero vieron algo de sangre, que presagiaba lo peor», dijeron estas fuentes. Unos metros más arriba se encontraron con el cadáver del niño. De madrugada, la autoridad judicial ordenó el levantamiento del cuerpo del menor.

Los municipios de Oza-Cesuras y de A Coruña han convocado dos días de luto oficial por la muerte del pequeño Javier.

«Avisamos dos veces de que algo iba a ocurrir y nadie nos hizo caso»

«Este hombre me arrancó el corazón. Me quitó más de diez años de vida», contó ayer entre sollozos Sito, el abuelo materno del pequeño Javier, que paseaba a diario con el niño por el parque. Sito y toda su familia lloran desconsoladamente: «Hemos hablado con dos jueces. Les comentamos que íbamos a lamentar que nuestro pequeño fuese con su padre. Nadie nos hizo caso. Ahora lloramos su muerte».

El abuelo sabía que algo iba mal cuando la abuela paterna les dijo el domingo por la noche que el padre se lo había llevado a comer: «Ya no me cuadró. Mi nietiño llegaba a casa de su padre y ya no salía». Tampoco cree que el presunto parricida se quisiese suicidar, como le dijo a la policía. «Contó que se había tomado tres trankimazines», dijeron fuentes próximas a la investigación.

José Naveira, tío y padrino del presunto parricida, aseguró que con la familia de Marcos Javier no tenían relación «dende hai uns cinco anos por temas da herdanza». Sí asegura «que o rapaz estaba mal e se estaba medicando por temas da cabeza, non lle ía ben». También señaló que acudía de vez en cuando a la casa que heredó su madre en las proximidades del lugar del asesinato. «Coñece ben a zona», subrayó.

Colegio San Francisco Javier

El asesinato causó gran consternación en el colegio San Francisco Javier de A Coruña, donde estudiaba el niño y donde trabaja su madre. Hoy habrá un minuto de silencio. El mismo gesto de homenaje se desarrollará en el mercado de San Agustín, donde su abuela ejerce de conserje.