Los dos últimos cursos los recordarán alumnos, profesores, equipos directivos e instituciones educativas como años de incertidumbre, inseguridad y otros tantos in- que han marcado esta promoción, por lo que todos pensamos que debemos, de alguna manera, tener una consideración especial con aquellos que han sufrido en primera persona los avatares de una nueva ley educativa. Entre tantas novedades, una de ellas afecta de manera determinante a nuestros alumnos de 2.º de bachillerato que se han matriculado y cursado este año académico, para muchos el más difícil y tenso de su vida, sin conocer siquiera las materias de las que tendrían que examinarse en la ABAU. Al realizar un análisis al respecto nos encontramos con que es muy difícil adoptar una posición objetiva cuando hablamos de alumnos que hemos preparado, formado, aconsejado, cuidado con todo mimo. Consideramos que es muy importante apoyar a aquellos que, al repetir, se han tenido que acomodar a un sistema que no es el suyo, pero también es cierto que muchos de los que lo cursan por primera vez se sienten en inferioridad de condiciones respecto a ellos y respecto a aquellos otros que, tras suspender el año pasado la selectividad, acceden directamente con la media de bachillerato. Una vez más se pone de manifiesto la necesidad de un acuerdo social que permita disponer de una ley educativa consensuada, con implantación racional y que perdure en el tiempo.