Algo se está cociendo en las aguas gallegas

Xavier Fonseca Blanco
xavier fonseca REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Xavier Fonseca

Las anomalías de temperatura en Galicia se trasladan también al mar

14 abr 2017 . Actualizado a las 08:33 h.

En las playas de las Rías Baixas, durante el verano, hay una imagen que se repite mucho, la de bañistas indecisos sobre la orilla. La iniciativa de darse un chapuzón para combatir temperaturas de 30 grados no parece tan buena idea cuando uno decide probar el agua y comprueba que está muy fría. Al final, sin poder volver a la toalla, pero incapaces de bañarse, muchos aprovechan la brisa marina que sopla cerca del mar para refrescarse. Esta situación alcanza un extremo en las islas Cíes, donde el calor aprieta con fuerza al mismo tiempo que el agua está congelada.

El fenómeno que produce esas aguas tan gélidas se llama afloramiento y está asociado a los vientos de componente norte que genera el anticiclón. «O que fan eses ventos é levar as augas superficiais cara a plataforma oceánica e por pura continuidade afloran augas máis profundas e frías», explica el meteorólogo Juan Taboada. La parte positiva de este evento natural es que esas aguas frías que afloran desde el fondo llegan cargadas de nutrientes que permiten a nuestras rías disponer de una gran productividad primaria.

En la práctica, esto invita a que los gallegos del sur presuman de días más cálidos y los del norte de aguas más calientes. La Tierra siempre tiende al equilibrio. Durante el período estival, el mar en una playa del norte como Riazor se mantiene entre los 18 y los 20 grados, mientras que una del sur como Samil suele oscilar entre los 13 y los 17 grados. Aunque las más calientes de la comunidad se encuentran en el Cantábrico. En la Mariña lucense, donde en un día de calor se registran las temperaturas máximas más bajas como consecuencia del nordés y además se observan las únicas nubes en toda Galicia, es posible disfrutar, sin embargo, del baño más agradable.

Pero desde hace días no se está registrando ese contraste tan notable entre la costa norte y sur. Y eso que llevamos semanas con un claro predominio anticiclónico y una circulación del nordés que debería poner en funcionamiento el sistema de afloramientos. «Estamos a rexistrar anomalías positivas da temperatura da auga, sobre todo nas Rías Baixas, onde hai ata dous graos por enriba do habitual», indica Taboada.

En este episodio de verano en plena Semana Santa la situación se ha invertido. Lo hemos comprobado in situ midiendo con termómetros la temperatura del agua en Riazor y Samil. El resultado es sorprendente. Mientras que en la playa coruñesa alcanza una cifra discreta de 15 grados en la de Vigo supera los 18. Y aunque puede haber un cierto margen de error en el termómetro, la predicción de MeteoGalicia, cuando se realizó la medición, era de 17 grados. Datos que demuestran que estamos ante una situación completamente novedosa.

El agua tiene una capacidad calorífica mucho más elevada que la superficie terrestre. En nuestra experiencia cotidiana podemos apreciarlo. Solo hay que pensar en la cantidad de calor que hay que aportarle a un cazo de agua para calentarla y poder disfrutar, por ejemplo, de una infusión. Eso nos ayuda a entender qué está haciendo el Sol con el océano en el 2017, un año, de momento, especialmente cálido. El 9 de marzo se superaron los 30 grados en la provincia de Ourense, algo que también ha ocurrido esta misma semana. Estas temperaturas superan en algunos casos hasta once grados los valores propios de la época del año. «Non está moi claro cal pode ser a causa destas anomalías no mar pero é posible que no contexto actual de cambio climático non ascenda unicamente a temperatura do aire, senón tamén da auga», concluye Taboada.