Sexting: «Cando lle dás a enviar xa é moi tarde para arrepentirse»

maría cedrón REDACCIÓN /LA VOZ

GALICIA

Jose Manuel Casal

Un grupo de adolescentes hablan sobre el peligro que supone el envío de imágenes eróticas a través de los dispositivos móviles

03 may 2017 . Actualizado a las 17:30 h.

No es una práctica reservada únicamente a los menores, pero el sexting (envío de mensajes con contenido erótico a través del móvil) es un asunto que preocupa a los padres. No solo desde el momento en el que una foto comprometida de sus hijos puede acabar en cualquier lugar de la nube, también porque el envío de una imagen a terceros puede resultar un delito contra la intimidad o el derecho a la propia imagen, como recoge el artículo 197 del Código Penal. Aunque esa nueva forma de relación no es más que una consecuencia de un cambio social provocado por las nuevas tecnologías, sus peligros son muchos. Sobre todo porque no se sabe quién va a acabar viendo o usando esa foto o vídeo.

Aunque desde la Fiscalía del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia dicen que «las actuaciones que encajan dentro de esa práctica no han ido en aumento debido al trabajo de concienciación de los menores en los centros, desde el programa Quérote de la Secretaría Xeral de Igualdade a las charlas que ofrecen la Guardia Civil o la Policía Nacional», reconocen que son unos hechos que «continúan cometiéndose». No hay más que preguntar a los adolescentes.

El peligro

«Coñezo o caso dun rapaz que enviou unha foto comprometida a outra rapaza e esa persoa non resultou ser como agardaba. A súa imaxe acabou colgada por todo o instituto no que estudaba e incluso na porta da casa dos pais. Foi en primeiro da ESO. Non chegaba aos 14 anos cando a enviou». La que habla es María, una joven de 17 años que cursa segundo de bachillerato en un instituto de la Costa da Morte. Ese caso, igual que otro que no llegó a tener las mismas consecuencias que el anterior porque, tal y como explica, «non chegaron a difundir o vídeo», le ha hecho pensar. «Non nos damos conta moitas veces do que facemos», apunta.

En su clase todos coinciden en que subir fotos comprometidas a la Red es un hecho habitual, pero son conscientes de lo que puede pasar. «A xente non se dá conta da magnitude que pode acabar algo que fas nun momento. Non lle dan importancia, pero pode que se arrepintan ao día seguinte. Hoxe podes levarte moi ben con alguén, pero a semana que vén, ou dentro dun mes, todo pode cambiar. Normalmente actuamos por impulso, pero cando lle dás a enviar xa non hai volta atrás. Buscas como borralo, pero xa é moi tarde para arrepentirse», explica José, que también tiene 17 años.

No solo las fotos totalmente sugerentes pueden tener consecuencias. Aitor, que ya ha cumplido los 18, cree que «hai fotos non tan explícitas que che poden facer dano no futuro porque algo que agora pode resultar inocente igual non o parece dentro duns anos. Hai que pedirlle permiso á xente para subir unha foto ao Facebook ou ao Instagram».

Justo en este sentido Izán va más allá: «Hai quen sube unha foto cunha camisetiña moi curta na que se che ve todo e non sabes quen vai ver iso. Pasa moito». Pero una compañera replica al fondo: «É diferente ao de pasar unha foto só a alguén e logo que a manden non tendo permiso para facelo».

Una práctica que ya se estilaba antes de que las redes la bautizaran

La propagación no consentida de imágenes comprometedoras a través de Internet (tanto por parte de menores como de adultos) es una práctica que ya se estilaba antes de que las redes sociales formaran parte de la vida cotidiana. La cuestión es que ahora todo es más rápido e instantáneo con la popularización del smartphone. No hay que estar delante de un ordenador.

El vídeo de Ordes. Uno de los casos más sonados en Galicia fue en el 2004, cuando un vídeo erótico de una joven mayor de edad de Ordes cayó en manos de un informático al que le había llevado a arreglar el ordenador. El documento fue difundido a través de Internet después de que hubieran hecho copias del contenido del ordenador. Las consecuencias fueron de tal magnitud que tuvo que abandonar el pueblo. Diez años después, más de una decena de personas fueron sentadas en el banquillo. Acabaron condenados, pero como no tenían antecedentes, eludieron la cárcel.

Fotos de estudiantes distribuidas por WhatsApp. Agentes de las fuerzas de seguridad comenzaron hace unos años una investigación para descubrir quién estaba detrás de la supuesta distribución de unas fotos comprometidas de unas menores. Todo fue descubierto por la denuncia del familiar de una afectada. En un primer momento todo apuntaba a que el hecho había comenzado por una venganza tras la ruptura de una pareja. Hechos como estos son más habituales de lo que parece, como dijeron algunos jóvenes consultados para el reportaje.

Un joven se declara culpable en Pontevedra de practicar «sexting» con 41 menores. Un joven mayor de edad confesó en febrero en la Audiencia de Pontevedra ser culpable de 46 delitos (41 de sexting, además de cinco de pornografía infantil). El encausado recordó que había contactado con menores a los que pidió fotografías o vídeos, en algún caso de contenido sexual. La pena total suma 15 años de cárcel, pero, como explicó su abogada, tras establecer a un acuerdo con el ministerio público, no llegará a cumplir cuatro. Además dijo estar dispuesto a abonar la indemnización.