Una niña viguesa sufrió maltrato de la madre y abusos del padre desde los 7 años

e. v. pita VIGO / LA VOZ

GALICIA

La menor intentó autolesionarse tres veces y acabó en un centro de acogida de Madrid

26 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La infancia de una niña viguesa podría parecer arrancada de las páginas de una novela social de Charles Dickens en el siglo XIX pero la narra el Tribunal Supremo en una sentencia publicada hace un mes. Los magistrados relatan la dramática vida de una niña nacida en Vigo que sufrió todo tipo de tropelías desde que cumplió 7 años: escapó de su madre maltratadora y fue a caer en manos de un padre abusador que la sometió a todo tipo de vejaciones sexuales, hechos por los que fue condenado a 23 años de cárcel por la Audiencia Nacional, aunque ahora el Supremo le rebaja la pena a 14 y medio al refundir delitos.

La niña acabó internada a los 12 años en un centro de menores y luego fue tutelada por la Comunidad de Madrid. Le quedó como secuela un estrés postraumático por el que ingresó en hospitales de Madrid y Cataluña.

La Sala de lo Penal número 1 del Tribunal Supremo relata que la menor nació en 1999 en Vigo y que cuatro años después se divorciaron sus progenitores. Sufrió una grave falta de cariño. La niña se quedó con la madre, que era alcohólica, pero dejó de vivir con ella por el maltrato que sufría. A veces, se hacía cargo su abuela materna de avanzada edad pero no tenían buena relación porque era muy absorbente y tóxica con la nieta. «Era ya en su previa infancia una persona objetivamente desprotegida y muy vulnerable», dice la Audiencia Nacional en la primera sentencia del caso.

Si la menor ya vivía en una familia desestructurada, sus problemas se agravaron en el 2006. A los 7 años, visitaba a su padre en Andorra, donde era hostelero, en vacaciones o los fines de semana. El progenitor aprovechó que quedaron a solas para hacerle tocamientos y la mandó callar. Durante dos años, la obligó a hacer actos sexuales bajo la amenaza de pegarle. A causa de estas agresiones sexuales, la menor intentó autolesionarse tres veces después de verbalizar sus abusos o por el impacto de ver cerca a su padre. Tras vencer su miedo, habló de los abusos cuanto tenía 14 años en unas cartas que envió a una doctora.

Tras varias visitas a hospitales, la joven acabó internada en el 2011 en un centro de menores y es tutelada por la Comunidad de Madrid desde el 2014 ante la imposibilidad de vivir con su familia. «En el centro busca de forma ansiosa muestras de afectividad», dice la Audiencia Nacional, que concluye que padece «serios problemas psicológico-afectivos, de personalidad y acusado estrés traumático» por los abusos y la falta de estabilidad familiar.

El progenitor pagará 60.000 euros a la víctima por las secuelas psíquicas

La Audiencia Nacional condenó al padre en el 2016 a 23 años de cárcel pero ahora el Tribunal Supremo rebaja la condena a 14 años y medio porque algunos delitos de agresión sexual que fueron tratados separadamente son, en realidad, continuados a lo largo del tiempo. Además, se le priva de la patria potestad por seis años aunque la víctima está cerca de la mayoría de edad. Le imponen alejamiento y deberá indemnizar a la hija con 60.000 euros por daños morales y secuelas psíquicas sufridas por la agresión sexual.