Formación y evaluación para innovar en serio

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira VIGO / LA VOZ

GALICIA

Oscar Vazquez

02 may 2017 . Actualizado a las 11:21 h.

Tal vez por su tradición pedagógica o porque tratan con la vida de casi 1.600 alumnos, Xesuítas de Vigo se toma la innovación de una forma muy seria y reposada. Dos ejemplos: las dos semanas de proyectos en primaria y la implantación del aprendizaje colaborativo. El primero se está haciendo de prueba, una semana en enero y otra en mayo, para los alumnos de tercero a sexto; al terminar el curso harán una evaluación de resultados y el año que viene se repetirá. Solo si están satisfechos, si el aprendizaje resultó mejor, se asentará esta iniciativa. Jorge Martínez, jefe de estudios de primaria, cree que «la autoevaluación es fundamental en el proceso de innovación, y creo que en general no se hace suficientemente». El otro ejemplo es la implantación del aprendizaje colaborativo, es decir, en equipos,: «Ha sido un proceso -explica Isabel Hernández, coordinadora de innovación junto a Alberto Remeseiro, coordinador de 4.º, 5.º y 6.º- y nos ha llevado cuatro años implantarlo en todo el colegio».

Poner en marcha cualquier iniciativa con cien profesores, además del entramado de edificios, patios (¡y hasta un bosque!) no es tarea fácil. Por ejemplo, todas las semanas los jefes de estudio de cada etapa se reúnen con los jefes de departamento para sincronizar actividades; y todas las semanas también todos los profesores de un departamento tienen una reunión similar entre ellos. «Se minimiza la individualización», explica Ildefonso Prieto, director de ESO-Bachillerato.

El proceso de implantación de las innovaciones suele seguir el mismo protocolo: «El colegio nos da carta blanca para mejorar nuestra formación -dice Maite del Río, directora de Infantil y Primaria- y después los que se han especializado van ampliando el círculo poco a poco». Como una mancha de aceite cuya misión es movilizar al resto: «A algunos no hace falta que les digas nada, se suman enseguida, pero a otros tienes que proponerles actividades concretas, para que puedan aplicarlas en clase fácilmente. De esta manera van cambiando la dinámica de una forma amable», Julio Freijido, geógrafo y tutor de 2.º de ESO.

Iván Mirón, director del centro, explica que hay que mantener «el equilibrio de innovar sin caer en la tentación de las modas. Tenemos que entender cómo es nuestra comunidad, nuestros alumnos y sus familias, y qué necesitan. A partir de ahí adaptarnos para ofrecer un aprendizaje de calidad». Está muy satisfecho con el resultado del trabajo cooperativo -«nos ha permitido recuperar al alumno invisible, aquel que no participaba ni se sentía motivado»- y de los programas de emprendimiento social y voluntariado para los mayores, porque «nuestra formación tiene que ser integral».

Estos son los principales programas innovadores que están realizando en el centro:

Infantil

Psicomotricidad. Los de tres años tienen psicomotricidad todos los días, horario que se va reduciendo en los años siguientes, según explica Nuria Turienzo, coordinadora de la etapa.

Expresión corporal. Se dedica mucho tiempo a la expresión de emociones y al control de la audición y lenguaje, con dos profesores en el aula.

Matemáticas manipulativas. Es un diseño propio, mezcla de varias corrientes, que pretende acercar las Matemáticas a los niños de una manera más intuitiva.

Proyectos. Hacen fichas pero también proyectos. En estos se involucra a las familias, tanto para la adaptación al centro como para abordar los trabajos.

Huerto escolar. Los alumnos de infantil trabajan todo el año para llevar a casa sus propios productos naturales.

Música, fundamental. Prepararon un proyecto sobre La flauta mágica y junto a toda la primaria (900 alumnos) acudieron a una versión reducida -pero de 70 minutos- de la ópera de Mozart. Les encantó.

Primaria

Proyectos en primero y segundo. El gallego va globalizado con naturales en 1.º y sociales en 2.º, trabajándose estas áreas a través de proyectos.

Un segundo profesor. También los pequeños de primaria tienen un profesor de apoyo en la hora diaria de talleres (tres horas a la semana para Lengua y dos para Matemáticas en tercero, y viceversa en cuarto). Iago Pérez, coordinador de 1.º, 2.º y 3.º de primaria, explica que «no juntamos dos clases físicamente pero trabajan a la vez con un tercer profesor pasando de una a otra como apoyo».

Clases desdobladas. En tercero y cuarto todas las clases de Matemáticas y Lengua se desdoblan para que sean 16 alumnos por aula. Les está dando muy buenos resultados.

Plurilingüismo. Un tercio de las asignaturas son en inglés, otro en castellano y otro en gallego. Se combinan cada año las materias de más y menos horas.

Tecnología. La pizarra digital da mucho juego en clase, y utilizan diferentes apps en función de lo que necesiten. Es el caso de los Plickers, unas tarjetas que según cómo la gire cada alumno escoge una respuesta a una pregunta del tutor. Nuria Prado, tutora de segundo, está encantada con la actividad: «Tienes un feedback inmediato del nivel de comprensión de la clase ante una idea. Es bueno, útil y sobre todo rápido». A los niños les encanta. Dos alumnas de siete años lo corroboran: «Me gusta mucho en inglés, porque estoy muy atenta».

Con y sin libros. No están cerrados al aprendizaje sin libros, pero, tal y como resume Jorge Martínez, «depende del curso, el horario y los objetivos. Lo adaptamos a las necesidades de los alumnos».

Secundaria

Uso del móvil. En el primer ciclo de ESO (primero y segundo) les dejan usar el móvil a veces, pero conforme van pasando los años se normaliza su utilización. «A los alumnos les gusta mucho -recalca Ildefonso Prieto- les hace sentirse protagonistas. Yo doy el 20 % de la materia así, con un cuestionario que deben resolver en un tiempo determinado y lo pueden hacer en clase o en casa». Lo mismo le ocurre a Alberto Rodríguez, tutor en segundo: «Usamos la tecnología con naturalidad, porque para ellos es su día a día».

Exámenes en ordenadores. Es cada vez más frecuente. En el centro hay varias aulas con equipos informáticos y también tienen un carro con treinta portátiles que usan cuando lo necesitan.

Programa Arrupe. Es su plan de refuerzos, en los que un profesor atiende a dos o tres alumnos como máximo. «Funciona bastante bien aunque a algunos padres no les gusta que su hijo a veces salga de clase», pero eso les permite a los docentes una atención más individualizada y el objetivo, como dice Alberto Remeseiro, «no es solo valorar a los alumnos, es que mejoren».

Gammificación. Usar las técnicas del juego (juegos que tienen que superar, puntos que suman los equipos cuando resuelven un problema...) da un resultado estupendo. Como repasar las partes de la célula haciendo crucigramas, que promueve Javier Bayo. A veces la competitividad es, incluso, excesiva: «En algunas ocasiones hay que frenarlos porque tienen tanta competitividad que acaba habiendo problemas en clase», reconoce Juan Lois, tutor en ESO.

Proyectos. También en secundaria hacen proyectos. En segundo todas las asignaturas, todas, trabajaron durante un par de meses (horas sueltas en clase) sobre la Vendée Globe, la vuelta al mundo a vela en solitario. Los alumnos aprovecharon esta prueba de resistencia psicodeportiva para aprender de latitudes, estadística, medidas y unidades, palancas y poleas, hacer maquetas, afrontar dilemas éticos y conocer dichos marineros en castellano y gallego. Hasta se pusieron un traje de agua, comieron comida liofilizada y cada clase guió un barco en una regata virtual.

Club de Ciencias. Es voluntario, tiene unos 40 alumnos que trabajan muchísimo, ya sea manejando bacterias o placas solares, por ejemplo. Curiosamente, alguno tiene la Física pendiente del año anterior.

Idiomas. El inglés forma parte de la enseñanza: en primero pueden elegir Geografía en inglés (hay tres aulas en este idioma); en segundo todos dan Música en inglés; en tercero vuelve a ser optativa, para Física y Química (suelen tener dos clases); y en cuarto las TIC son en inglés, obligatoriamente. El segundo idioma tiene doble posibilidad: francés o alemán; gana por goleada el idioma de Goethe.

Rutinas de pensamiento. Todo lo anterior no serviría de nada sin «reflexión, porque tenemos que enseñarles a pensar».