Condenados a reencontrarse en la calle

Javier Romero Doniz
Javier ROMERO RIBEIRA / LA VOZ

GALICIA

Sito Miñanco, Manuel Charlín, Laureano Oubiña, Marcial Dorado y Pelopincho
Sito Miñanco, Manuel Charlín, Laureano Oubiña, Marcial Dorado y Pelopincho

Son los nombres propios del narcotráfico gallego, acumulan años de prisión y de visitas a los juzgados para, ahora, estar muy cerca de volver a verse las caras fuera de la cárcel

12 mar 2017 . Actualizado a las 12:05 h.

Fueron los tristes protagonistas de la mayor campaña social que hubo en España contra el tráfico de drogas. Sus nombres saltaron a la fama, hace 27 años, por la operación Nécora, aunque hoy, algunos más que otros, siguen siendo el sujeto de muchos titulares de prensa. En parte por la moda que mitifica todo lo relacionado con la narcocultura, tanto la que procede de Sudamérica como la patria, que, por desgracia, sigue dando mucho que hablar. Pero la realidad, casi tres décadas después de iniciarse la guerra judicial contra los que fueron los nombres propios, y pioneros, del narcotráfico en Galicia, es que, a falta de que Laureano Oubiña salga de prisión, todos ellos están condenados a reencontrarse en la calle y quién sabe si a los pies de la misma ría que fue el escenario flotante de sus vidas. 

Laureano Oubiña

Contando los días. Su puesta en libertad está previsto que se produzca en cuestión de días después de obtener el tercer grado por parte de la Audiencia Nacional. Laureano Oubiña (Cambados, 1946) tiene 71 años, dos cánceres y lleva 22 años en la cárcel por varias condenas de tráfico de hachís y una de blanqueo de capitales. En la actualidad se encuentra en el penal de Navalcarnero, aunque, cuando regrese a la calle, trabajará de forma altruista para una asociación que se dedica a la integración social de emigrantes africanos y, en menor medida, toxicómanos. De su pasado quedan para el recuerdo su actitud chulesca ante el tribunal de la operación Nécora, el famoso pazo Baión y su particular guerra personal con la cabeza visible de la Fundación Érguete, Carmen Avendaño. Hoy, aseguran en su entorno, solo quiere curar su enfermedad y disfrutar de la familia. 

Sito Miñaco 

En Algeciras. José Prado Bugallo, Sito Miñanco (Cambados, 1955), es, de calle, el nombre propio del narcotráfico gallego más mitificado. En parte por su relación con el cartel de Medellín de Pablo Escobar, personaje que sigue dando mucho que hablar a pesar de llevar más de veinte años muerto. Su estilo, refinado en comparación con sus colegas de oficio en el pasado, también se recuerda, igual que la gestión del equipo de fútbol Cambados con él en la presidencia, cuando se quedó a las puertas de ascender a Segunda A. En su historial, a diferencia de Oubiña, sí figuran condenas por tráfico de cocaína. Hoy, y tras años en la cárcel, disfruta de un régimen de semilibertad al haber obtenido el segundo grado, y se le ubica en Algeciras. Su condena está previsto que finalice en el 2018. 

Manuel Charlín

Retiro familiar. Volvió a disfrutar de la libertad en el 2011 tras veinte años entre rejas. Y lo hace en su casa de Vilanova, donde todo indica que Manuel Charlín (Vilanova de Arousa, 1932) lleva una vida tranquila en compañía de sus familiares. Fue el primero, en el contexto de los grandes nombres del narcotráfico en Galicia condenados, en recuperar la libertad. En los últimos años ha tenido que ver cómo salían a subasta un gran número de bienes que formaron parte de su patrimonio. 

Marcial dorado

Ocho años entre rejas. Es el tiempo que Marcial Dorado (Cambados, 1950) lleva en la prisión de Villabona (Asturias). Ingresó en el 2009 por el alijo incautado en el barco South Sea, a lo que hay que sumar una segunda condena por blanqueo de capitales. En total, tendría que estar en prisión 16 años, de los que ya cumplió la mitad. De hecho, está previsto que pueda disfrutar de su permiso en cualquier momento, aunque no se descarta que ya lo hubiera hecho en jornadas previas. Dorado, aunque cambadés de nacimiento, vivió casi siempre asentado en A Illa de Arousa. Defiende que su patrimonio es fruto de sus negocios y admitió, eso sí, haber traficado con tabaco de joven, pero siempre negó su implicación en el narcotráfico. Aun así, fue condenado por un alijo de siete toneladas. 

Pelopincha

Desaparecido en combate. Se da por hecho que José Antonio Pouso Rivas, Pelopincho (Ribeira), está muerto. Su fallecimiento se atribuye a un clan marroquí que supuestamente le fio un alijo que acabó hundiéndose frente a la costa de Lisboa a mediados del 2011. Faltó la mercancía y lo pagó con su vida. Marinero, casi sin estudios, apenas sabía leer y escribir, pero amasó un gran patrimonio que camufló gracias a la complicidad de numerosas mujeres con las que tuvo relaciones sentimentales en diferentes momentos de su vida, y que hacían el papel de testaferros. Existe la creencia policial de que él solo no pudo idear y montar la organización criminal que se le atribuye. 

Aumenta por quinto año consecutivo el número de personas que probaron la coca al menos una vez

El Ministerio de Sanidad emite periódicamente estudios que ponen el acento en la necesidad de frenar el consumo de todo tipo de drogas, ya que en España, y a edades muy tempranas, empieza a dispararse la ingesta de alcohol, derivados del cannabis y, posteriormente, otras sustancias más duras, como la cocaína o la heroína. En el caso del extracto de la hoja de coca, y según los datos que aporta el Ministerio de Sanidad en su última memoria -la tendencia se repite por quinto año consecutivo-, en España no deja de aumentar el número de personas que, al menos en una ocasión, han esnifado esta sustancia.

La edad media de inicio de consumo de esta droga en España es de 21 años, un poco más tardía que la obtenida en años anteriores. Además, se trata de una sustancia consumida más por hombres que por mujeres y, preferentemente, por jóvenes. El consumo de la cocaína base entre la población española es muy inferior al de la cocaína en polvo. Lo que no tiene comparación, hasta la fecha, es el elevado uso que se hace en España de los derivados del cannabis. El 33,7 % de las personas que participaron en el estudio realizado por el Ministerio de Sanidad admitieron haber inhalado el humo de esta droga, por lo menos, en una ocasión.

Basta decir que sobre este tema existe un vacío legal que resulta visible a ojos de la sociedad con las tiendas que venden todo tipo de productos para su consumo, o semillas para cultivar la famosa planta con hojas de siete puntas. Eso sí, siempre con una vocación de autoconsumo, aunque eso es algo que depende de la honestidad que demuestre cada cultivador. A esta situación hay que añadir los diferentes clubes de fumadores que ya se reparten por las cuatro provincias de Galicia.