El invierno caluroso prolongó la actividad de las plagas de insectos en Galicia

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Cada año se detecta un nuevo parásito, aunque la amenaza no es mayor que hace una década

27 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El pulgón negro de los cítricos; la avispilla del castaño; el psilido africano de los cítricos; el nematodo del pino, la Phytophthora ramorum, que ataca a plantas acidófilas como las camelias; la Phytophtora alni, que está destruyendo bosques de alisos, el Cylindrocladium buxicola, que provoca la defoliación del boj... Y ahora la polilla guatemalteca de la patata. Son insectos u hongos que tienen algo en común: todos son plagas que atacan a los cultivos, plantas y árboles. Pero comparten otra semejanza: todos han entrado por Galicia, que se ha convertido en una puerta de acceso de nuevas plagas en España o en territorio peninsular. Y son solo algunos ejemplos de especies cuya primera detección se ha realizado en la comunidad.

«Últimamente, de unos años a esta parte, está dando la sensación de que Galicia se está convirtiendo en puerta de entrada de varias plagas», constata la experta en protección de cultivos de la Universidade de Santiago Cristina Cabaleiro. No es lo único que le sorprende de una situación que parece que está cambiando. «A muchas de ellas -se explica- no se las esperaba. Teníamos la idea de que algunas, como vienen de países tropicales, no deberían sobrevivir, como es el caso de la polilla de Guatemala, un insecto que se supone no debería encontrar una fácil adaptación». El aumento de las temperaturas por el cambio climático puede ser una de las razones que esté detrás de esta rápida aclimatación, aunque aún serán necesarios estudios concretos para certificarlo o para determinar si el calor y la sequía de los últimos meses suponen o no una anomalía.

«No es más vulnerable»

Sin embargo, el hecho de que en Galicia se identifique por primera vez la presencia de nuevas plagas en España no significa necesariamente que la comunidad tenga un mayor riesgo, sino que cada vez existe una mayor vigilancia por parte de los expertos. Una detección rápida que en muchos casos evita que se mantengan fuera de control. Tampoco es que, en general, y aquí se cuentan las que llegan desde otros puntos de España, su número sea mayor que el de hace unos años. «Desde luego que Galicia no es más vulnerable ahora que antes. Llevo trabajando aquí desde 1980, cuando se creó la estación, y todos los años ha aparecido una plaga nueva. Pero no hay ahora más que antes», corrobora Pedro Mansilla, jefe de servicio de la Estación Fitopatolóxica do Areeiro (Pontevedra), el organismo que ha identificado la mayor cantidad de nuevas infestaciones en la comunidad.

Tampoco lo cree así Elena Cartea, directora de la Misión Biológica de Galicia (CSIC), que cuenta con varios grupos dedicados al control de las plagas en cultivos y árboles. «Desde hace quince años realizamos un seguimiento anual entre abril y noviembre para ver la incidencia y no vemos grandes cambios. Puede haber dientes de sierra de un año a otro, pero no son significativos, por lo que no se puede decir que ahora haya más que hace diez años».

Lo que tampoco cambia es el origen de la llegada de los parásitos de los cultivos: la globalización. «Factores como el cambio climático y el incremento de movimiento de material genético entre diferentes países o continentes son los principales causantes de que se incremente la probabilidad de daño por especies invasoras en cultivos hortícolas y cereales», responde Rosana Malvar, jefa del grupo de Brásicas y Mejora de Maíz en la Misión Biológica de Galicia.

El efecto del cambio climático aún habrá que comprobarlo, porque las condiciones pueden cambiar de un año para otro, según Pedro Mansilla. Pero este otoño e invierno calurosos sí han tenido efectos importantes. Por ejemplo, la procesionaria del pino, un agresivo insecto que en su fase larvaria puede producir graves lesiones, apareció en enero, dos meses antes de su aparición habitual y un mes más pronto que el récord anterior. Las larvas de los insectos que comen las plantas de brásicas como el repollo o los grelos o cultivos de cereales como el maíz prolongaron su actividad en octubre y noviembre.

Abiertas cuatro líneas de ayudas para productores y viveristas

Pese a la irrupción de la polilla o colza guatemalteca que afecta a las patatas, el número de plagas se mantiene estable en Galicia, sin que por el momento se hayan disparado las nuevas infestaciones. Aun así, la Consellería de Medio Rural, competente en materia de sanidad vegetal, ha incrementado para este año en un 15,3 % el presupuesto destinado a su lucha, que suma casi dos millones de euros destinados a la prevención y erradicación.

También se ha habilitado una línea de ayudas para compensar a los viveros y explotaciones agrícolas que se ven obligados a destruir plantas o cosechas. Para la última convocatoria se han destinado 100.000 euros. En este momento pueden solicitar las subvenciones los afectados por cuatro plagas: fusarium, que afecta a la producción de la planta del pino en viveros; el chancro bacteriano del kiwi; el psílido africano de los cítricos y la colza guatemalteca de la patata.

Nuevas amenazas

Pero existen nuevas amenazas para los cultivos que, si bien han llegado a Galicia, aún están acotadas en zonas muy concretas, o que se tema que aparezcan en cualquier momento. En este último caso se encuentra el gusano de la raíz del maíz (Diabrotica virgifera), originario de EE. UU, que ataca a la raíz y produce importantes daños. Aún no se detectó en España, pero en Europa apareció en el 2000.

«En frondosas como robles, abedules o castaños está la mariposa de invierno, que es una oruga desfoliadora originaria del norte y el centro de Europa. Aunque ya se han detectado algunos casos esporádicos en pequeños focos, se estima que ambas especies incrementarán su presencia en la comunidad gallega en los próximos años», explica Joaquín Moreira, de la Misión Biológica de Galicia (CSIC).

El nematodo del pino, que ha provocado grandes destrozos en Portugal, también es muy temido. Pero en Galicia, de momento, se ha contenido desde el 2010 en el sur de Pontevedra.

Medio Rural suelta un parásito en un plan experimental contra la avispilla del castaño

Una de las plagas que ahora mismo más preocupa es la de la avispilla del castaño, un insecto gallícola originario de China de rápida expansión y que se detectó hace dos años en Ourense y Lugo. Para combatirlo y evitar su propagación, la Consellería de Medio Rural ha iniciado la aplicación de un plan experimental aprobado por el ministerio que consiste en la liberación al medio de forma controlada de otro parásito de este insecto. Se trata de ejemplares de Torymus sinensis, el único parasitoide -organismo que parasita a otros impidiéndoles que alcancen su fase de multiplicación- conocido de la avespiña. «Faise de xeito experimental para avaliar a súa eficacia antes de proceder a unha liberación masiva de exemplares, que tamén deberá ser autorizada polos responsables de Sanidade Vexetal do ministerio», explican desde Medio Rural.

Esta plaga preocupa porque Galicia es la mayor productora y exportadora de castañas de España, con un negocio que mueve cien millones de euros. Pero no es la única amenaza que inquieta a los propietarios. El chancro del castaño, provocado por un hongo, es otro de los grandes peligros. En este caso se ha optado por la lucha bacteriana para combatirlo. Medio Rural prevé inocular este año unos 26.000 castaños con cepas hipovirulentas, que proporcionan una mayor resistencia. El tratamiento se inició en el 2011 y, desde entonces, se ha inoculado 70.000 árboles.