Los aspirantes a liderar el PSOE pugnan por el legado de Besteiro

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Ed

Los equipos de Patxi López y Susana Díaz buscan plataforma de enganche en Galicia entre los exsanchistas

26 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiene cierto mérito que Besteiro conservara durante casi un año el mando en el socialismo lucense, con la ramificación que entró en la provincia de A Coruña por As Pontes, siendo tan solo un militante de base. Lo hizo alejado de los focos, sin galones y relamiéndose la herida de las diez imputaciones judiciales que provocaron su caída como secretario general del PSdeG. Y ese influjo que mantuvo en la sombra fue crucial para ganar las primarias con su apuesta por Leiceaga, cortándoles el paso a las aspiraciones del alcalde de Vigo y sus aliados. No obstante, esa etapa ha llegado a su fin. Ahora que los herederos políticos de Besteiro han abierto las plicas para repartirse su legado, los aspirantes a tomar el mando del partido en Ferraz despliegan sus dotes de seducción con los descendientes, sabedores de que la llave maestra de la mayoría en Galicia se custodia en la ciudad de las murallas.

Es por ello por lo que tanto los hacedores de Patxi López como los de Susana Díaz tienen un interés estratégico por Lugo, provincia en la que Pedro Sánchez se alzó con 7 de cada 10 votos de los militantes en las primarias del 2014. Lugo, y por extensión Galicia, se erigió en un bastión del sanchismo por obra y gracia de Besteiro, que en contrapartida recibió tantas veces el apoyo de Sánchez en su viacrucis judicial.

Todo eso está mutando muy rápidamente. La casualidad hizo coincidir esta semana dos movimientos que simbolizan el fin del besteirismo, corrigiendo dos desaguisados provocados por el exlíder del PSdeG. De un lado, la alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, anunció su intención de derribar las torres de O Garañón, planificadas en la etapa en la que Besteiro era concejal de Urbanismo para convertirse después en su tumba política. Y del otro, Darío Campos, su sucesor al frente de la Diputación, le enmendaba la plana a quien lo aupó a la presidencia al buscar un acuerdo con Manuel Martínez, alcalde de Becerreá, para reincorporarlo como número dos al gobierno provincial y restituirle el carné del PSOE con honores.

Son dos giros relevantes en el micromundo del PSOE gallego. Lara Méndez se sacude la losa más pesada de su mentor y Darío Campos pasa de ser un presidente circunstancial a ganar unos cuantos galones a base de dotar de mayor estabilidad al gobierno de la Diputación de Lugo, tarea central si el PSdeG quiere mojar algo en las municipales del 2019.

Los cambios que se están operando en el socialismo lucense han suscitado interés más allá de Pedrafita, pues los candidatos que compiten de manera oficial u oficiosa por el liderazgo federal del PSOE buscan ahí una plataforma de enganche en Galicia.

Es evidente que Pedro Sánchez está cediendo terreno en Galicia, pues aunque parece ser mayoritario entre las bases, pierde respaldo institucional. El presidente de la gestora de Lugo, Lago Lage, delegado de Besteiro para asuntos del partido y sanchista, es ahora el valedor gallego de Patxi López, a quien también se ha aproximado la otrora sanchista Pilar Cancela.

Del otro lado, fue Álvaro Santos, portavoz socialista en la Diputación lucense, quien confesó que el acuerdo de reingreso con Martínez fue posible porque les «animaba» Ferraz, es decir, los alfiles de Susana Díaz, que también quieren ganar adhesiones en Galicia por su forma práctica de resolver las cosas.

Algo se mueve en la provincia de Lugo, epicentro sísmico galaico, y con lo que allí ocurre también muda la correlación de fuerzas en el PSOE gallego.