Según los datos que maneja la administración, los gallegos acuden de media 6 veces al año a su médico de cabecera. Cuando nos encontramos con estos datos siempre nos preguntamos ¿Es mucho? ¿Utilizamos correctamente los servicios sanitarios? ¿Qué pasa en otros países? Las respuestas no son sencillas: las causas de la frecuentación son variadas e incluyen aspectos puramente médicos (los pacientes ancianos y los crónicos acuden más a las consultas), pero también sociales, organizativos: las clases más desfavorecidas acuden más al médico de cabecera, la cercanía y accesibilidad elevan las visitas, la mala organización del sistema en la que los médicos realizamos tareas que no son propiamente sanitarias (justificantes y otras burocracias) infla la cuenta de consultas, pero sin valor añadido desde el punto de vista de la salud.
No existe, por tanto, una cifra idónea ni comparable entre los sistemas sanitarios por sus diferencias poblacionales y organizativas, pero desde el punto de vista de un médico de familia, lo deseable es que las consultas al médico sean por problemas de salud, con tiempo adecuado para valorar y capacidad resolutiva para solucionarlo; que se atiendan los problemas en su ámbito idóneo, lo que incluye buena coordinación entre los niveles asistenciales y con los servicios sociales, compartir información y dotarnos de buena organización. Urge una mejor valoración y financiación de la atención primaria, tantas veces relegada, pues el gran valor de la continuidad y longitudinalidad (atender el mismo médico a los mismos pacientes a lo largo de su vida) es lo que ha demostrado reducir los ingresos hospitalarios, que sí son un mal indicador y el fracaso de la medicina.
Jesús Barro pertence a la Asociación Galega de Medicina Familiar e Comunitaria