Abrigo al levantarse, camisa para comer

Susana Acosta
Susana Acosta REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

XAIME RAMALLAL

La ausencia de humedad, la escasez de viento y la influencia anticiclónica hacen que la diferencia térmica entre las máximas y las mínimas llegue a los 18 grados

17 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La primavera ha llegado pero solo durante el mediodía. Por la mañana y por la noche todavía es invierno. Esa será la nota predominante de hoy y de la próxima semana, ya que las diferencias entre las máximas y las mínimas superan los 15 grados y pueden llegar hasta los 18. A partir de mañana el tiempo se estropea un poco, aunque el sol regresará con fuerza el lunes. Es el caso de Pontevedra, por ejemplo, que ayer registró la máxima de Galicia con 23,4 grados (lleva dos días liderando el ránking de altas temperaturas), mientras que la mínima fue de 6,4 grados. En Ourense, la diferencia aún fue mayor, con 21,5 grados de máxima y 3,2 de mínima. En Lugo, hubo cerca de 16 grados de diferencia entre la temperatura más alta y la más baja, 13 en Santiago, 11 en Ferrol y en A Coruña y Vigo, 10.

No solo los cielos despejados traen esta variación térmica, también influyen otros factores como el aire seco y el viento en calma. De hecho, en algunos puntos la velocidad del viento apenas alcanzó los 3 kilómetros por hora. Cuando se dan estas tres condiciones, influencia anticiclónica y ausencia de vientos y de humedad, las temperaturas suben en horas centrales del día, mientras que por la noche bajan al no haber nubes: «Se suele dar bastante con los períodos anticiclónicos, tanto en invierno como en verano, pero en invierno es más significativo. Al haber poca humedad, casi toda la energía del sol se ocupa en subir la temperatura. Mientras que por la noche el calor que se acumula durante el día se pierde. También en verano puede suceder esto, por ejemplo, a veces en Ourense se registran 18 de mínima y 40 de máxima, que es una diferencia todavía más acusada», indicó Juan Taboada, de MeteoGalicia.

Lo cierto es que fueron muchas las localidades que ayer registraron temperaturas cercanas a los 20 grados en pleno mes de febrero. Una situación que no parece tan anómala, aunque habría que remontarse al 2012 para encontrar unas temperaturas tan elevadas durante este mes. Fue en febrero de ese año, en la estación de Leiro (Ourense), donde se superó incluso la máxima de ayer en Pontevedra, con 24,3 grados, mientras que otras localidades como Boqueixón, Rois o  Arnoia, también se alcanzaron temperaturas similares. En Leiro, en febrero del 2009, también se registraron 24,5 grados.

Un tiovivo meteorológico

Unas temperaturas que, si bien no son tan anómalas, sorprenden sobre todo después de haber pasado por episodios de frío extremo en enero y de intensa lluvia y viento en febrero. En mes y medio Galicia ha pasado de un tiempo seco, con tan solo ocho días de lluvia generalizada en enero, a un intenso frío con mínimas que alcanzaron los 14,4 grados bajo cero en Calvos de Randín. Sin olvidar tampoco la lluvia acumulada entre el 2 y el 5 de febrero. En esos tres días se llegaron a acumular 280 litros en Entrimo y 279 en Forcarei. Por no hablar del viento con rachas de hasta 182 kilómetros por hora en Carballeda de Valdeorras, Ourense, y hasta de un tornado en Meis (Pontevedra). Ahora llega el calor, con máximas que superan los 23 grados en las horas centrales del día.

Galicia ha vivido un auténtico tiovivo meteorológico desde que comenzó el 2017. Mañana regresará la lluvia, habrá chubascos intermitentes y las temperaturas caerán ligeramente. El tiempo mejorará el domingo al irse recuperando progresivamente la influencia anticiclónica.