La gestión de la Marea, el filón del PP

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

ANGEL MANSO

Feijoo está decidido a recuperar terreno en el plano local mostrando las zonas más grises de los alcaldes del cambio

12 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Más de tres años tardaron los populares gallegos en encontrar el talón de Aquiles de su principal adversario político, el aluvión de grupos que confluyó en la Marea gallega, en su marca asociada de Podemos o en su precedente de AGE. Los de Feijoo consumieron buena parte de la legislatura pasada intentando contener las duras embestidas de Beiras, Yolanda Díaz o Antón Sánchez, volcados en la tarea de hacer tiro al pichón con el PP a costa de algunos escándalos de corrupción o acusándolos de provocar muertes con los recortes. Cada zarpazo al PP, y en menor medida al PSOE o al Bloque, que tampoco se libraron, contribuyó a apuntalar a la Marea. El propio Feijoo tardó en construir un parapeto para protegerse en las sesiones de control del Parlamento, pues al principio se limitó a reaccionar de un modo errático y forzado al contraatacar con los modelos de Andalucía y Asturias, donde Izquierda Unida, uno de los socios de AGE, cogobernaba con los socialistas. Las cosas empezaron a cambiar a partir de junio del 2015, cuando la multifranquicia que pivota en torno a Podemos tocó poder en algunas ciudades y mostró su forma de hacer las cosas.

Dirigentes locales del PSOE o del BNG, como Abel Caballero o Fernández Lores, fueron haciendo acopio de elementos para confrontar con la Marea, al igual que hizo Feijoo, que, como en el Aikido, aprendió rápidamente a utilizar en su favor la fuerza del adversario cada vez que Beiras soltó un mamporro en un escaño del PP o que los llamados alcaldes del cambio pisaron algún cristal en la gestión de sus ayuntamientos.

Hace ya un año que el líder del PPdeG dejó claro en la tribuna del Parlamento hasta dónde estaba dispuesto a llegar. Coincidiendo con el debut como portavoz de AGE de Antón Sánchez, que reemplazó a una Yolanda Díaz decidida a hacer carrera política en Madrid, el presidente de la Xunta contraatacó en su réplica con la gestión del alcalde de Santiago, Martiño Noriega, y el barullo que rodeaba por entonces a los centros educativos: «Non son capaces nin de xestionar un comedor escolar», le espetó.

En la última sesión de control parlamentaria ocurrió otro tanto de lo mismo. Feijoo sacó a relucir las eternas obras en una calle del vecindario compostelano de Vista Alegre, las ya célebres «fochancas» que salpicaron las calles de la ciudad el invierno pasado para mantener a raya de forma inmisericorde al portavoz de En Marea, Luís Villares.

Y la cosa no va a parar ahí, pues Feijoo parece haber encontrado un filón en la gestión de las mareas para resistir mejor sus embates. Da igual que sean los comedores escolares, demoras en las obras o la asombrosa propuesta de acondicionar un puente para que debajo duerman los simpapeles. Todos esos ejemplos los va a utilizar el PP para intentar recuperar terreno de aquí hasta las municipales del 2019.