Una apuesta constante por la modernización

La Voz

GALICIA

M. MARRAS

La historia de La Voz es también la de una constante transformación tecnológica que ha perseguido siempre estar a la vanguardia de la oferta periodística

04 ene 2017 . Actualizado a las 11:34 h.

La historia de La Voz es también la de una constante transformación tecnológica que ha perseguido siempre estar a la vanguardia de la oferta periodística no solo gallega, sino también nacional. Esa vocación puede comprobarse ya en momentos tan tempranos como 1886, cuando en los talleres de Puerta Real entra la Marinoni que sustituye a un modelo anterior de la misma casa, que hoy puede contemplarse en el Museo Santiago Rey Fernández-Latorre.

Rotoplana

La flamante rotoplana es un prodigio para la época, ya que la fuerza del vapor permite agilizar de forma exponencial la impresión. Apenas un año antes el periódico ha introducido las ilustraciones en sus páginas, lo que lo hace mucho más atractivo a un público que hasta el momento no ha podido disfrutar de ellas en las publicaciones diarias.

Otro de los primeros hitos que marca La Voz en Galicia es la introducción de la linotipia en el proceso de producción. Es en 1909, tres años antes de que entre en funcionamiento la rotoplana Eureka, la última que usará el periódico.

Primera rotativa

El siguiente salto tecnológico será aún más decisivo. La Voz necesita dar respuesta al aumento sostenido de las ventas, por lo que en 1923 adquiere su primera rotativa, una Koenig & Bauer a la que solo siete años después reemplaza una Winkler.

Los cambios en la Redacción van de la mano. En esa misma década los teletipos logran dar rapidez a la recepción de las noticias que hasta entonces llegan por telégrafo o por teléfono.

La guerra y la posguerra fracturan esa tendencia, si bien queda latente en la esencia de La Voz. Tras el pronunciamiento militar, las autoridades se incautan de buena parte de los equipos que permiten al periódico su normal elaboración, y muchos de ellos no serán devueltos hasta años más tarde. Sin embargo, La Voz resurge a finales de los cincuenta con el traslado a su moderno edificio de Cuatro Caminos. La evolución técnica a partir de entonces vuelve a ser constante.

Impresión ófset

La rotativa Wifag que entra en servicio en 1966 tiene la capacidad de imprimir 40.000 ejemplares de 64 páginas por hora. Su vida activa se prolonga hasta el centenario de La Voz, en 1982, cuando es sustituida por las dos Tribune, de Creusot-Loire, que introducen la impresión ófset en el periódico.

Es el inicio de una transformación tecnológica que culmina en 1992, para cuando las páginas pasan directamente de la pantalla del ordenador a las planchas de la rotativa, con lo que el periodista mantiene el control directo sobre el producto final. Las dos Koenig & Bauer instaladas en la nueva planta de Sabón son gestionadas por un sistema informático, una gran novedad. La expansión de La Voz obliga a añadirles en el 2003 un tercer cuerpo.

Lavozdegalicia.es

En el 2000 nace la edición digital de La Voz, que se convierte rápidamente en la publicación gallega en Internet con más visitas (dos millones al mes). En la actualidad supera los 600.000 usuarios al día y los diez millones mensuales.

En paralelo al crecimiento de la web, el periódico afronta con éxito, en medio de la profunda crisis económica mundial, el cambio de las Koenig & Bauer por dos rotativas de uno de los modelos más innovadores y con mayor capacidad del sector, el Colorman Autoprint de Manroland, que dota a La Voz de un instrumento capaz de elaborar múltiples formatos a todo color. Ambas entran en funcionamiento en el 2011, momento a partir del cual empiezan a imprimir cada noche, además de La Voz, numerosos diarios de Madrid, Barcelona y Galicia.