Solo dos de cada mil gallegos han confiado al Sergas su testamento vital

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

La comunidad se sitúa a la cola de España en pacientes con últimas voluntades registradas

12 dic 2016 . Actualizado a las 04:00 h.

En febrero del 2008 se puso en marcha en Galicia el registro de instrucciones previas, una base de datos para que los pacientes dejen por escrito qué cuidados y tratamientos desearían en el futuro y al final de su vida, o qué hacer con su cuerpo y órganos tras el fallecimiento. Desde entonces y hasta el pasado mes de octubre un total de 5.551 gallegos han decidido formalizar este documento, comúnmente conocido como testamento vital.

El registro debe recoger instrucciones sobre los cuidados y el tratamiento de la salud y sobre el destino de los órganos y el cuerpo, pero no tiene por qué recoger ambas voluntades, sino las que quiera dejar plasmadas el autor. De hecho, prácticamente todos los gallegos que hicieron este testamento vital abordaron los cuidados al final de su vida, pero solo un 67 % se refirió al destino de sus órganos y tejidos, mientras que un 46 % plasmó su deseo sobre el destino de su cuerpo.

La mayoría fueron mujeres, un 63 %, y casi nueve de cada diez (un 86 %) nombraron un interlocutor. Este interlocutor es una persona -familiar o no- que asume las tareas de hablar con los equipos sanitarios para garantizar que se cumplen las instrucciones previas. Incluso puede nombrarse a un sustituto por si este fallece o está incapacitado. Por provincias, prácticamente la mitad de los 5.551 documentos inscritos se hicieron en A Coruña (un 48 %); un 31 % en Pontevedra; un 11 % en Lugo y solo un 10 % en Ourense.

Los gallegos son reticentes a dejar por escrito sus últimas voluntades. Según los datos del Ministerio de Sanidad, en octubre del 2016 lo habían hecho más de 215.300 personas, lo que supone 4,62 por cada mil habitantes. En Galicia esta tasa cae a 2,04 de cada mil, la más baja solo por delante de Extremadura, con 1,41, y muy lejos de comunidades como Cataluña o País Vasco, que multiplican por cuatro el porcentaje gallego. Casi la mitad de los declarantes con instrucciones previas activas superan los 65 años, 102.600 de los 215.000 totales, y cinco mil -unos 150 en Galicia- no llegan a los 30 años de edad.

Más desde el 2015

El registro de instrucciones previas comenzó a recoger las últimas voluntades de los gallegos en el 2008, pero a finales de enero del 2015 entró en vigor un cambio que pretende facilitar este trámite. En concreto, se trata de incorporar una tercera vía para formalizar este documento, ante el personal del Rexistro de Instrucións Previas o ante las unidades habilitadas para ello, es decir, en las dependencias de los servicios sanitarios.

Hasta ese momento las dos únicas opciones eran ante notario o ante tres testigos mayores de edad, siempre que dos de ellos no tuviesen ninguna relación de parentesco ni patrimonial con la persona que realiza el testamento vital. Del total de últimas voluntades recogidas, el 9 % se hicieron ante un funcionario del Sergas. Esto implica que al menos una de cada diez se formalizó desde finales de enero del 2015, cuando entró en vigor esta posibilidad. La mayoría de los gallegos optan por hacerlo ante tres testigos, y solo un 29 % recurrió a un notario.

Posibilidad de cambiarlo

Desde el Sergas afirman que siempre que el usuario conserve la capacidad, puede modificar o revocar este testamento vital todas las veces que lo desee. Eso sí, debe hacerlo por escrito y de nuevo ante testigos, un notario o ante funcionarios en las dependencias del Sergas.

Los únicos requisitos para firmar el registro de instrucciones previas son ser mayor de edad, estar capacitado y hacerlo libremente. Y solo se utilizará llegado el caso si el autor no puede expresar personalmente su voluntad. Este registro es una de las medidas que recoge a nivel estatal la ley de autonomía del paciente, del año 2002, cuya creación se reguló en un real decreto del 2007 y que dio lugar después a las bases de datos autonómicas.