Gallegos en treinta años de Erasmus: «Fomos os coelliños de indias»

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Tres estudiantes que participaron en el programa recuerdan su intercambio hace 26, 19 y 13 años

11 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El día que Lorena Franco (As Pontes, 1979) aterrizó en Hamburgo, ni siquiera llegó a dejar la maleta en la habitación antes de disfrutar de la primera fiesta erasmus. Era el año 2003, y el programa de intercambio europeo ya estaba más que consolidado en las aulas universitarias gallegas e irse de Erasmus era algo bastante normal.

HACE TRES DÉCADAS. Xosé Allegue se fue de Erasmus a Lille (Francia) en el 1990-1991 para acabar Arquitectura.
HACE TRES DÉCADAS. Xosé Allegue se fue de Erasmus a Lille (Francia) en el 1990-1991 para acabar Arquitectura.

Mucho más normal que cuando Xosé Allegue (A Coruña. 1960) se metió en un autobús durante 36 horas para llegar a Lille (Francia) e incorporarse a la École d’Architecture de Lille et Regions Nord. Era la tercera promoción de estudiantes de la Escola de Arquitectura que participaba en el programa Erasmus. Ese año, 1990, se fueron cuatro alumnos «a golpe de insistir, porque o ano anterior foran dous», recuerda el arquitecto, que atribuye al profesor José Antonio Franco Taboada el mérito de haber impulsado el programa en Arquitectura. Allegue se fue para realizar el proyecto de fin de carrera y era bastante mayor que el resto de sus compañeros «porque aquí a media para rematar a carreira estaba en once anos», mientras que allí era mucho menor.

HACE DOS DÉCADAS. Christina Gamallo cursó en Rennes (Francia), en el 1997-1998, cuarto de Xornalismo.
HACE DOS DÉCADAS. Christina Gamallo cursó en Rennes (Francia), en el 1997-1998, cuarto de Xornalismo.

Dos fueron también los alumnos de Xornalismo que se fueron de Erasmus el primer año que la facultad participó en el programa. Uno de ellos era Christina Gamallo (Chartres, 1976). Era 1997 y viajaron a Rennes, en la Bretaña francesa. «Estabamos en cuarto curso, pero puxéronnos en terceiro porque crían que non tiñamos nivel», recuerda. Y varios profesores les dijeron que no hacía falta que volviesen cuando se dieron cuenta de que sí, de que lo superaban con creces. «Fomos os coelliños de indias». En eso coinciden tanto Christina Gamallo como Xosé Allegue. «A xente estaba na súa zona de confort», recuerda el arquitecto, y participar en el Erasmus suponía pelear «con gastos, coas convalidacións»... Además de que el viaje desde Galicia era mucho más latoso que, por ejemplo, desde Barcelona. Irse era caro. «A bolsa era pouco, pero eu gañei alí dous premios de deseño con dotación económica», lo que le permitió mantenerse en Francia.

¿Erasmus españoles? Pocos. «En Lille só estabamos dos da Coruña. E logo doutros sitios: rumanos, búlgaros...». En la residencia en la que pasó el curso había, más que nada, alumnos franceses.

LA DÉCADA PASADA. En el 2003-2004, Lorena Franco se marchó a Hamburgo (Alemania).
LA DÉCADA PASADA. En el 2003-2004, Lorena Franco se marchó a Hamburgo (Alemania).

Lorena Franco, sin embargo, pasó el curso en una residencia en la que todos eran erasmus. Así que trabó amistad con portugueses, con chinos, con mozambiqueños... «Aprendes a ser máis tolerante. Ábreche a mente», afirma. Se deshizo de muchos prejuicios sobre la gente de otros países. Y descubrió que algunos clichés patrios son un poquito ciertos. Así que cree que irse un año fuera durante la carrera «debería ser obrigatorio».

De la misma opinión es Christina, que hoy es profesora de secundaria. Anima tanto a sus alumnos como a los padres, «que son os máis difíciles de convencer, pero teñen que deixalos marchar». La experiencia es tan enriquecedora que «volves sendo un pouco distinta», con la sensación de haber vivido mucho. «Creo que hai un tempo que pasas como un duelo», y reajustándose a la vida en el hogar de nuevo. Eso sí, «tes ganas de volver marchar. Non coñezo a ninguén que quedara só no Erasmus», apostilla Christina Gamallo.

Amistades casi eternas

Algunas amistades de ese año de intensas vivencias duran para siempre. Tanto Lorena Franco como Christina Gamallo mantienen el contacto con varios de los que compartieron Erasmus con ellas. Y a veces, hay algo más que amistad. «Unha amiga catalana e un rapaz vasco, aos que presentei eu, namoraron hai máis de 20 anos e hoxe teñen dous nenos e seguen xuntos», rememora Christina Gamallo. Lorena, por su parte, tiene contacto casi diario con algunas de esas amistades gracias a las redes sociales. Y deja de notarse la distancia y el paso de los años: «É como volver», reconoce.

Más difícil lo tenía Xosé Allegue. «Pensa que daquela só había teléfono e correo postal». No móviles, ni Whatsapp, ni redes sociales. Pasaban semanas entre que se enviaba una carta y se recibía respuesta. Así que con el paso de los años y de la vida, las relaciones se fueron diluyendo. «Pero agora, grazas ao Facebook vas retomando o contacto», dice.

Más de 1.150 estudiantes de las universidades de Santiago, Vigo y A Coruña están en el extranjero este curso

Si en los primeros años del programa solo un puñado de gallegos se atrevía a hacer la maleta y pasar unos meses en el extranjero, en la actualidad lo raro es el universitario que no se va de Erasmus. Lo demuestran las cifras aportadas por las tres universidades. Más de 1.150 alumnos están ahora estudiando su carrera más allá de las fronteras españolas gracias al programa de intercambio más exitoso de Europa. Y los más proclives a irse son los de la Universidade de Vigo. Un total de 515 jóvenes participan en el Erasmus+, a los que hay que sumar a otros 42 que se han apuntado al Erasmus Prácticas. Y han viajado a 25 países diferentes. Mientras, la Universidade de Santiago, que posee convenio con todos los países de la Unión Europea, tiene a 410 estudiantes disfrutando de una movilidad Erasmus, mientras que a las aulas compostelanas se han sumado este curso 420 universitarios procedentes de otros países europeos. La Universidade da Coruña apunta que hoy hay 232 alumnos de Erasmus y algunos ampliarán su estancia durante unos meses más en el país que han escogido. A estos más de 200 habrá que sumar los que hayan decidido pasar el segundo semestre en otra universidad europea.

El favorito, Polonia

Los alumnos gallegos se reparten a lo largo y ancho de Europa, pero parece que el país favorito para realizar el intercambio es Polonia. Lo es tanto en la Universidade de Santiago, que lo sitúa como el número uno de los países más demandados, como en la Universidade da Coruña, con 68 alumnos de Erasmus, el doble de los que han escogido el segundo país con más estudiantes de la UDC, Rumanía (35). Italia es, desde hace años, otro de los destinos favoritos de los gallegos que salen con este programa. Es el segundo más demandando en el ránking compostelano y el tercero en el coruñés. Portugal y la República Checa también son destinos populares entre los universitarios gallegos, así como Irlanda, Alemania, Reino Unido, Francia, Noruega y Bélgica.