Galicia espera al 2019 para tener el AVE que disfrutan ya el 61 % de los españoles

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

La red de alta velocidad
La Voz

Cerca de 29 millones de personas tienen acceso a la alta velocidad

09 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Si se cumple la planificación que prepara el actual equipo de Fomento, Galicia estará conectada a finales del 2019 con la red de alta velocidad que ya disfrutan el 61 % de los españoles. En total, son más de 28,7 millones los habitantes que tienen acceso a una estación de alta velocidad al estar situados en una provincia que cruza una de las líneas ferroviarias que se construyeron entre 1992 -año en el que el AVE llegó a Sevilla- y el 2015, cuando este medio de transporte alcanzó ciudades del noroeste español como León, Palencia y Zamora.

Los trenes de alta velocidad atraviesan ya 22 provincias españolas: Albacete, Alicante, Barcelona, Ciudad Real, Córdoba, Cuenca, Gerona, Guadalajara, Huesca, León, Lérida, Madrid, Málaga, Palencia, Segovia, Sevilla, Tarragona, Toledo, Valencia, Valladolid, Zamora y Zaragoza. Habría que incluir una más, Cádiz, pero con ciertas cautelas, pues cuenta con una línea de alta velocidad en ancho ibérico por la que no pueden circular trenes de alta velocidad estricta (más de 250 por hora), tan solo Alvias. El criterio de utilizar las provincias como base del cálculo se sostiene en que todas las poblaciones tienen accesibilidad teórica y práctica a la capital provincial, que es donde suele estar la estación principal, aunque también hay terminales en núcleos intermedios. Se trata por tanto de usuarios potenciales.

Hay incluso dos comunidades autónomas que tienen todas sus capitales de provincia enlazadas con la red ferroviaria de altas prestaciones: Castilla-La Mancha y Cataluña. Pronto se unirá a este selecto club la Comunidad Valenciana, pues en el primer trimestre del 2017 el AVE llegará a Castellón, la única provincia valenciana que no contaba con este servicio.

Incorporaciones en el 2017

Castellón no será la única provincia a la que llegará el AVE -con cierto retraso también- a lo largo del 2017. También lo hará a Murcia, Burgos y Granada. Esto implica que al final de ese año habrá 3,3 millones de personas más con posibilidad de utilizar la red de alta velocidad. Así que serían algo más de 32 millones los ciudadanos que disfrutarían del ferrocarril de altas prestaciones, cerca del 69 % de la población.

El caso gallego es único en el panorama español, pues está en servicio una red interna de alta velocidad que une las ciudades de Vigo, Pontevedra, Vilagarcía, Santiago, A Coruña y Ourense. Pero está aislada, desconectada de la red estatal, con algo más de 200 kilómetros de brecha de vía convencional que aún sitúa el viaje a Madrid en el entorno de las seis horas.

Por tanto, la situación gallega es en cierta medida híbrida. Sus ciudadanos disfrutan ya de las ventajas de la velocidad alta en relaciones de media distancia, pero siguen con tiempos de viaje que no son competitivos con el avión en larga distancia. Los expertos creen que la distancia entre las ciudades gallegas y Madrid es la ideal para que se produzca un importante trasvase de viajeros desde el avión al tren. E incluso dar el vuelco y convertirse en el transporte hegemónico con Madrid, dejando los aeropuertos dependientes de la conexión con la capital en una situación muy compleja.

Vía única

Pero eso no ocurrirá hasta después de finales del 2019, cuando Fomento planea que la alta velocidad llegue a Galicia, aunque concentrándose en una sola vía en más del 70 % del recorrido y buscando una solución transitoria para la entrada en Ourense, que en un principio no se hará por la variante exterior de 17 kilómetros, sino por el trazado convencional actual que no permitiría velocidades superiores a los 100 km/hora.

En cualquier caso, la Xunta quita dramatismo a esta situación. Su vicepresidente, Alfonso Rueda, en una entrevista de Europa Press, manifestó su deseo de que, si no se concluye en el 2018, «sea lo más pronto posible», pero pidió que se entienda que el parón de un año con un Gobierno sin plenas funciones tiene su impacto. Rueda también aclaró que el Gobierno autónomo no renuncia a la transferencia de la AP-9 a pesar de participar en la comisión bilateral para gestionar con Fomento la autopista del Atlántico.