El Gobierno vacía de contenido los sucesivos borradores de la reválida

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Así se corregirá la reválida
La Voz

La CIUG transmite tranquilidad: «Nos adaptaremos a las pruebas sin problema»

17 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, dijo el martes en el Congreso que el día 28 pactará con los consejeros de las 17 comunidades la nueva prueba final de bachillerato, y con cada borrador que se filtra parece más fácil conseguir este propósito, ya que la normativa se va vaciando de contenido y flexibilizando los plazos para que nadie se oponga. Por su parte, desde la CIUG, el organismo gallego que se encargará de la prueba, lo tienen claro: «Nos adaptaremos sin problemas al nuevo examen», dice su presidente, Pedro Armas. Todo apunta a que apenas habrá cambios en el contenido entre selectividad y reválida, solo en la cuestión, polémica sin duda, de incluir la asignatura de Filosofía de primero, y la obligatoriedad de examinarse de hasta nueve materias en Galicia, frente a las cinco obligatorias (y dos voluntarias) de la extinta selectividad.

También tranquiliza Armas a los estudiantes en lo que a las nota de ponderación de la nota de las diferentes facultades se refiere. «Todavía no se sabe qué asignaturas ponderarán las facultades, ni cómo se hará, pero yo tranquilizaría a las familias, porque no va a haber grandes cambios. Ninguna facultad de Medicina, por ejemplo, valorará más la nota de Lengua que la de Biología, ¿no? Es cuestión de lógica», y la CRUE, la conferencia de rectores que incluye a todas las universidades públicas de España (y 26 privadas) ha mostrado su máxima colaboración para que los cambios sean mínimos este año.

Pocos cambios en la corrección

En este espíritu de consenso previo al esperado pacto por la educación se enmarca la evolución de la normativa que regulará las reválidas; desde el borrador que manejaban las comunidades en septiembre a hoy se ven sutiles cambios. Un ejemplo es el artículo 6, relativo a los «Contenidos de las pruebas», que pasó de «establecer el marco de obligado cumplimiento para la construcción de las pruebas» a un conciliador -en el último borrador con fecha 11 de noviembre- «cada una de las pruebas utilizará al menos un estándar de aprendizaje por cada uno de los bloques de contenidos de la matriz de especificaciones de la materia correspondiente». Esto significa que hay que mirar el criterio específico de cada asignatura, y eso supone que en el examen de Latín, el análisis morfológico de unas palabras del texto (no dice cuántas) debe valer 1 punto; en la selectividad del pasado junio el análisis sintáctico y morfológico de una frase valía 1 punto; ¿otro ejemplo? que la pregunta de literatura latina valdrá 2 puntos frente al 1,5 del examen de junio.

Los plazos es otro de los asuntos sobre el que se deja de presionar a las comunidades. Así, en el artículo 9. 2. («Fechas límite para la realización de las evaluaciones») del primer borrador se decía que «los resultados de las mismas deberán ser publicados antes del 24 de junio. En la nueva versión hay más comprensión: «Preferentemente antes del 24 de junio deberán ser publicados los resultados provisionales de las pruebas». Publicar estos ocupaba el artículo 11 de la norma, y ahora ni se menciona.

Evitar protestas

Estas cuestiones parecen menores para quienes ven las pruebas desde la perspectiva de las familias y los estudiantes, pero realmente son principales a la hora de conseguir un pacto con las distintas Administraciones autonómicas. La diferencia entre exigir una tercera corrección obligatoria o no supone movilizar más personal y ser más ágil en las correcciones, algo muy complicado porque se tramitan muchísimas peticiones. En Galicia, por ejemplo, se presentan unos 11.000 alumnos (que hacen unos 65.000 exámenes) y cada año se piden unas 5.000 segundas correcciones. Todo en una semana.

Pedro Armas, que puede presumir de dirigir un sistema contrastado y alabado en toda España, reconoce que las exigencias de fechas a veces son casi delirantes. «En Galicia somos muy rápidos -explica- y nos podemos adaptar bien a cualquier exigencia de la Administración, pero algunos años se ha hablado de cosas sorprendentes, como por ejemplo que las familias dispongan de copias de todos los exámenes. Sería impensable, ni escaneando día y noche se podría conseguir algo parecido».