Cubren de paja montes de Entrimo azotados por los incendios para prevenir la erosión

Maite Rodríguez Vázquez
Maite rodríguez OURENSE / LA VOZ

GALICIA

Santi M. Amil

Los fuegos de septiembre arrasaron  3.000 hectáreas, 1.300 arboladas

05 nov 2016 . Actualizado a las 13:45 h.

Los montes de Entrimo siguen cubiertos de ceniza y árboles quemados que aún impregnan la ropa de olor a humo y los ojos de picor. Tras la catástrofe de septiembre -que arrasó 3.000 hectáreas, 1.300 arboladas, y amenazó a pueblos de la parroquia de A Illa- toca prevenir otros serios problemas que dejan tras de sí los incendios forestales.

En Entrimo están trabajando una treintena de personas contratadas por la empresa pública Tragsa para paliar los daños que la erosión puede causar en los terrenos cuando lleguen las lluvias. Tras recibir una formación previa en riesgos laborales, los operarios han comenzado a realizar un trabajo que tiene mucho de manual. Se trata de esparcir la paja por el terreno quemado para crear un acolchado o mulch que protege el suelo y favorece la permeabilidad del agua, evitando que esta arrastre el terreno. Fue un sistema que funcionó bien para contener la erosión en la ourensana sierra de Larouco, en Cualedro, afectada por otro gran incendio en el verano del 2015. La paja esparcida contenía semillas que ayudaron a que pronto rebrotara la hierba.

El miércoles llegaba a Entrimo un camión con 24 fardos de paja de 350 kilos cada uno para sumarse a los noventa que ya se están esparciendo en el monte Cabeza da Vella. Se extienden en franjas de treinta metros separados por una de cincuenta para evitar que la lluvia arrastre la paja y la amontone. También se preparan empalizadas construidas con piedras recogidas en el monte y rellenas con ramas o retama en las zonas de pendiente para frenar los torrentes de agua. Con ello se trata de impedir la pérdida de suelo, uno de los principales daños de los incendios forestales. En las zonas más altas de la montaña será un helicóptero el que reparta la paja.

Otra de las labores que se realiza estos días es la corta de pinos que no son aprovechables para vender como madera. Todavía queda mucho por retirar y es un trabajo necesario para poder luego realizar el acolchado. Con motosierras, los operarios van cortando uno a uno los árboles quemados y después una máquina astilladora los tritura. El objetivo de retirar los árboles quemados es evitar problemas fitosanitarios. Otra laboriosa tarea será la reconstrucción de las infraestructuras afectadas, como pistas, tajeas y cierres para el ganado en el monte de Quintela. En las próximas semanas comenzarán los trabajos en otras zonas de la provincia como Muíños, Monterrei y Oímbra.