Acto de homenaje y autofotos del rey entre «jóvenes» exmilitares en Ferrol

Álvaro Alonso Filgueira
ÁLVARO ALONSO FERROL / LA VOZ

GALICIA

José Pardo

Al concluir la jura de ministros, Felipe VI viajó a la urbe naval para celebrar el Día del Veterano con 1.600 asistentes

05 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Después de conocer a los ministros que componen el nuevo Gobierno, el rey Felipe VI viajó desde el palacio de la Zarzuela hasta Ferrol. Con dos minutos de adelanto respecto el horario previsto, a las 12.58 horas, el monarca se adentró en el Arsenal para presidir el acto nacional del Día del Veterano. En suelo castrense aguardaban más de 1.600 personas, entre exmilitares, ex guardias civiles y familiares. Asimismo, numerosas autoridades tanto políticas como de otros ámbitos.

Felipe VI regresó a Ferrol apenas siete meses después de su última visita, en la que realizó un recorrido por las dos escuelas navales. En esta ocasión, el monarca entró en coche oficial por la puerta de la Cortina, se bajó y saludó, en primer lugar, al presidente de la Xunta en funciones, Alberto Núñez Feijoo. A continuación, al presidente del Parlamento, Miguel Ángel Santalices; al delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, y al alcalde de Ferrol, Jorge Suárez.

Cuando se anunció su llegada y se dirigió a la tarima, comenzaron los murmullos en la bancada, donde se podían ver multitud de carteles con los nombres de las ciudades de las que procedían los asistentes. «¡Ay, qué guapo! ¡Qué majo!», repetía una exmilitar de Navarra. La tribuna portátil en la que se situaron la mayoría de los presentes no se colocaba en el Arsenal desde la visita de la reina Sofía en el 2008. El rey, ataviado con el uniforme de capitán general del Ejército del Aire, observó al empezar cómo ocho veteranos izaban la bandera nacional. A continuación, condecoró a dos exmiembros de las Fuerzas Armadas y a un ex guardia civil.

«¡Chapó, majestad!»

El presidente de la Real Hermandad de Veteranos, Eduardo González-Gallarza, ofreció su último discurso tras nueve años en el puesto. «¡Chapó, majestad!», le dijo a Felipe VI, en agradecimiento por su presencia, e hizo constantes alusiones al pasado castrense de Ferrol. Por su parte, el almirante jefe del Estado Mayor de la Armada, Jaime Muñoz-Delgado, definió a la ciudad como un lugar «determinante» para la defensa de la costa gallega. Además, subrayó que los veteranos son «un claro ejemplo» para los militares que todavía están en activo.

Justo después llegó el momento del homenaje a los caídos y sonaron las notas del himno de la Armada y de la Real Hermandad. Por último, tuvo lugar el desfile de los veteranos, con gestos de cariño desde la tribuna: «¡Viva la juventud!», gritaron. A continuación, en medio del silencio que inundó la explanada del edificio Sala de Armas, algunos aprovecharon para gritar «¡Viva el rey!» o «¡Felipe, Felipe!», a lo que el monarca respondió saludando con una sonrisa.

Una vez firmó el libro de honor, el rey salió de nuevo al exterior para la instantánea de recuerdo con los cientos de asistentes. Tras la foto oficial, los veteranos se arremolinaron en torno a Felipe VI para conseguir una autofoto o, al menos, estrecharle la mano. Este fue el instante más distendido de una jornada que finalizó con un vino español para las autoridades.