Las universidades replantean la logística tras los cambios en la reválida

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Antonio Cortés

En la primera reunión se abordó un incremento de alumnos que ya no se dará

02 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Nueva vuelta de tuerca en la organización de la prueba final de bachillerato. Ya lo establecía el borrador de la orden ministerial que definía las características de las reválidas de ESO y bachillerato, que entraban en vigor este curso: la prueba tan solo era obligatoria para los estudiantes que quisiesen entrar en la universidad. Lo establecido en ese borrador lo confirmó el presidente en funciones, Mariano Rajoy, a finales de la pasada semana: se suspendían los efectos académicos de ambas pruebas mientras se negocia un pacto por la educación. Significa eso que hay modificaciones sobre lo hablado en la primera reunión que las universidades gallegas, la Comisión Interuniversitaria de Galicia y la Consellería de Educación mantuvieron hace un par de semanas para iniciar el proceso de organización de la prueba que sustituye este año a la selectividad. Y tiene que ver, principalmente, con la logística.

Porque uno de los temas que se puso sobre la mesa en esa primera toma de contacto para comenzar a organizar la nueva prueba de acceso a la universidad era el del número de alumnos que iban a realizar los exámenes, una cifra que, según los planes iniciales, iba a ser bastante superior a la de los últimos años. Si en la última convocatoria realizaron las pruebas de acceso a la universidad cerca de 14.000 estudiantes, a partir de este curso esa cifra iba a aumentar considerablemente, ya que todos los estudiantes de bachillerato tendrían que hacer los exámenes para poder obtener el título. Eso obligaba a contar con más personas y sobre todo más espacio para realizar los exámenes. Hasta la semana pasada.

Solo para ir a la universidad

Con ese pensamiento, así como el de la organización de las comisiones y los tribunales de cara a la nueva prueba, se fueron hace quince días los asistentes a la reunión. Sin embargo, desde el 14 de octubre las cosas han cambiado. «Agora seguimos cos números que manexabamos en anos anteriores, sen pensar nunha avalancha», afirman desde la Universidade de Santiago. Su vicerrector de comunicación, Xosé Pereira, matiza sin embargo que siguen «traballando coas mesmas directrices que antes, porque aínda que a proba non dea o título de bacharelato, si dá o acceso á universidade». En esas próximas reuniones, aclara, será cuando se concreten los aspectos principales que regirán la prueba.

En la misma línea se expresa el presidente de la CIUG, Pedro Armas: «Es cierto que ahora solo tendrá que examinarse el que quiera ir a la universidad», mientras que hasta hace apenas unos días se trabajaba con la premisa de que todos los alumnos de bachillerato pasarían en un futuro por la reválida, fuesen a estudiar un grado o no. La prueba se parece, incluso más, a la antigua selectividad.

Ese mensaje de tranquilidad, el de que los exámenes que den acceso a la enseñanza superior serán prácticamente iguales a los que se venían haciendo hasta el momento, es el que han venido transmitiendo tanto el ministro de Educación en funciones, Íñigo Menéndez de Vigo, como el conselleiro en funciones, Román Rodríguez: «Tense dito en múltiples ocasións que vai ser practicamente idéntica á actual selectividade», insistía el conselleiro apenas 24 horas antes de esa primera reunión con las universidades para coordinar la nueva prueba.

Más materias obligatorias

Prácticamente igual, pero diferente. Pedro Armas recuerda que hasta ahora la prueba de acceso a la universidad contaba con una parte general, que valía diez puntos y que era la que daba el acceso, y dos específicas, que servían para aumentar la nota hasta en cuatro puntos. A partir de ahora «no hay esa parte general y específica, sino que se examinarán de más materias», según aclara el presidente de la comisión interuniversitaria gallega. De estas hay una incluso de primero de bachillerato, Filosofía.

«Otra cosa es cómo se pondere cada materia», explica el presidente de la CIUG, porque la nota de Química, por poner un ejemplo, no tiene el mismo peso para alguien que quiere estudiar Medicina que para un futuro alumno de Derecho o de Filología.

Habrá hasta cinco días de exámenes, que abarcarán los dos cursos de bachillerato

Según el borrador de la orden ministerial que definirá el marco común de las pruebas tanto de ESO como de bachillerato, habrá similitudes con la selectividad -como la ponderación de un 40 % del examen y un 60 % el bachillerato y que la nota mínima para que se halle la media tiene que ser de un 4 en las pruebas-, pero también diferencias.

El borrador que se ha hecho público hace unos días, una versión que según el ministerio es anterior a la que están debatiendo en la actualidad, establece hasta cuatro días de exámenes, cinco en el caso de las comunidades que tiene una lengua cooficial, y que la materia de examen será la correspondiente a los dos cursos de bachillerato, no solo segundo, como hasta ahora. El borrador también establece un calendario. La prueba final de bachillerato se celebraría antes del 10 de junio y los resultados serían públicos antes del 24 de junio. Cabría una convocatoria extraordinaria anterior al 8 de julio. De ser en septiembre, debería realizarse antes del día 9. Las notas saldrían publicadas antes del 23 de septiembre.

Las universidades esperan a tener esta orden para avanzar en la organización del examen.