20 grados de diferencia en 300 kilómetros

Laura García del Valle
laura g. del valle REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Las nubes de estancamiento impiden que en zonas como Foz pase la radiación solar. A Ourense, este aire llega ya recalentado
Las nubes de estancamiento impiden que en zonas como Foz pase la radiación solar. A Ourense, este aire llega ya recalentado

El fenómeno que da lugar a las nubes de estancamiento hace que se vivan veranos opuestos en Ourense y A Mariña

28 ago 2016 . Actualizado a las 17:18 h.

«A veces damos patadas contra el suelo, pero qué vamos a hacer, no nos queda otra». La propietaria de la cafetería Marexada, en Foz, sabe ponerle al mal tiempo buena cara, sobre todo en lo que respecta a sacarle rendimiento a su negocio. El fenómeno que da lugar a las nubes de estancamiento, tan comunes en A Mariña lucense, obliga a los locales a no soltar la chaqueta y vivir con la cabeza mirando al cielo, pero también atrae a esos veraneantes del interior del país que cansados del asfixiante calor de los meses de julio y agosto deciden emprender rumbo al norte y anclarse en un concello donde la brisa y las temperaturas suaves están a la orden del día. «Ellos aquí están de maravilla, quieren fresquito; aunque es verdad que la gente que viene por primera vez se sorprende y dice: '¿Pero aquí el verano es siempre así?'».

La nube eterna

Esta hostelera dice estar ya acostumbrada a la sempiterna nube que se posa en la zona más al norte de la comunidad y de la que es difícil librarse. Como en prácticamente todo lo concerniente al clima, esta situación no es fruto de la casualidad. Mientras en concellos de interior como Verín lo más habitual es que los termómetros superen los 30 grados -a punto de entrar en septiembre, hoy llegarán a los 29- a menos de 300 kilómetros viven en un perpetuo otoño salvo en días puntuales: ¿Por qué? Juan Taboada, meteorólogo de Meteogalicia, lo explica. «En Galicia, el anticiclón de las Azores entra por el golfo de Vizcaya. El viento, del nordeste, se mueve en el sentido de las agujas del reloj y se carga de humedad cuando pasa por la cornisa cantábrica». Así, cuando llega a la costa de Lugo, «por la orografía, el aire sube y se enfría, y como consecuencia se condensa, dando lugar a las nubes de estancamiento que no dejan pasar la radiación del sol». Tanto es así que entre el concello ourensano de Verín, uno de los que registra temperaturas más altas, y Foz, en A Mariña lucense, en más de una ocasión este verano se han dado diferencias de hasta 20 grados.

Los habituales de este municipio lucense -donde hoy el termómetro marcará como mucho 23 grados- saben que el buen tiempo escasea, y antes de hacer un viaje en balde se organizan como antaño. «Tengo muchos clientes de interior que me llaman a diario para que les vaya dando el parte meteorológico», asegura la dueña de la cafetería Marexada.

Al sureste de Galicia, el mismo anticiclón deja consecuencias bien distintas. «El aire llega ya recalentado, y en zonas como Verín apenas entra el aire del norte», cuenta Taboada. Además el aire caliente procedente del sur de la península incide notablemente sobre poblaciones como Allariz o A Gudiña.

El propietario de una cafetería de Verín no duda en comentar que para su negocio, el calor, es fuente de ingresos. «A mí me viene fenomenal, cuantos más grados más se derriten los clientes, y eso supone un aumento de consumiciones», cuenta entre risas este hostelero. Y no solo eso. Pese a que el mercurio llega a alcanzar cotas que a veces se consideran de riesgo, lo tiene claro: «Yo prefiero las altas temperaturas al frío del invierno, que aquí es muy duro».