Trabajadores de más de 65: «¿Por qué voy a dejar de trabajar si me siento bien y me gusta?»

Iago Sánchez, Cláudia Morán REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

miguel souto

La vocación anima a muchos gallegos a prolongar su vida laboral cuando el resto se retiran

23 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En España jubilarse a los 65 años es lo más habitual, pero no es la norma, ni mucho menos, para unos cuantos. Existen muchas personas que han decidido continuar en sus puestos de trabajo a pesar de la edad. Casi siempre, por seguir una vocación.

Un ejemplo de ello es Odila Fernández que a sus 82 años sigue regentando una mercería en Lalín (Pontevedra). Lleva 63 años levantando la verja de su establecimiento todas las mañanas y no parece para nada cansada. «Aún estoy mejor ahora que de joven» explica. De momento Odila no contempla la opción de jubilarse y vivir de una pensión hasta que cumpla al menos los «cien años» dice. «Mientras me dé para pagar mis recibos yo estoy bien», afirma, aunque aclara que «en estos últimos años las ventas han caído algo, pero como en todos los negocios».

Odila dice pasárselo bien en su trabajo y atendiendo a unos clientes que en algunos casos la visitan desde hace generaciones. La vocación es fundamental a la hora de seguir ejerciendo el trabajo pasada la barrera de los 65.

Pasión por el trabajo

El amor a la medicina es lo que empujó a Julio Estévez a seguir pasando consulta a pesar de que el pasado marzo cumplió los 73 años. Este doctor especialista en digestivo, sigue trabajando tres veces por semana en la clínica que lleva su nombre. La cirugía ha sido su vida, aunque ahora ya entra menos en el quirófano. «Hay pacientes a los que atiendo desde hace más de 40 años», afirma. Otra de las pasiones de Julio Estévez es la música. Melómano confeso, en su 68 aniversario decidió iniciar la carrera de piano, a la que dedica martes y jueves. Ya está en quinto curso. «Es lo bueno que tiene dirigir la propia vida, que te entregas a lo que te gusta de verdad».

Pero dentro del mundo de la medicina los hay que han visto nacer el Sergas y que todavía hoy siguen al pie del cañón. Es el caso de Fernando Márquez, psiquiatra en activo con 69 años el el hospital HM Modelo de A Coruña. «Decidí no solicitar la prórroga de la jubilación y ahora trabajo un par de días a la semana en mi consulta privada», cuenta. Desde su experiencia, opina que «hay profesiones que permiten seguir en activo más allá de los 65, debido en parte a una mejora sanitaria». Además de su consulta, actualmente colabora con entidades como Afaco o Proyecto Hombre.

Santi M. Amil

Al igual que Fernando, Manuel Cabaleiro fue de los que decidió seguir ejerciendo la psiquiatría una vez sobrepasada la edad de jubilación. La intensidad de los años de ejercicio en la sanidad pública queda muy lejos, pero no renuncia a mantener abierta su consulta y continuar en el campo de la privada a sus 73 años. «No se puede tirar por la borda la formación y la experiencia acumulada durante una vida de ejercicio profesional», reflexiona este ourensano, a quien no han dejado de llamar para que aporte sus conocimientos e ilustre situaciones que requieren de peritos en procedimientos judiciales. Igual ahora como antes. «¿Y si me siento bien, por qué voy a dejar de trabajar, si además me gusta lo que hago?», se pregunta este psiquiatra, que fue médico del Club Deportivo Ourense y ahora, desaparecido el equipo con el que compartió desplazamientos año tras año, aporta sus canas y su trayectoria para llamar a algunas puertas o acompañar a la joven directiva de la nueva Unión Deportiva Ourense.

C.M.

Pero fuera del ámbito de la medicina también encontramos a gente para la que la jubilación no es una opción. El hostelero José Manuel Merelas, responsable del restaurante coruñés O Mascoto, acaba de cumplir 65 años. Lleva 48 trabajando en el sector, primero en el antiguo restaurante La Luna, en Perillo, donde empezó «lavando platos» los primeros dos meses, hasta que en 1972 emprendió su propio negocio. Aunque se jubiló el pasado 1 de agosto, afirma que seguirá trabajando «mientras esté bien» porque es «un negocio muy personalizado» que lleva cuidadosamente junto con su mujer. «Puedo seguir porque entre lo que descuento, lo que pago de autónomos y lo que me paga la Seguridad Social, van a ser más de 1.000 euros al mes, y creo que es una cosa muy buena», señala Merelas.

El exalcalde que sigue

El del abogado José Manuel Liaño Flores es otro caso de los infatigables que no piensan jubilarse. A sus 94 años, continúa ejerciendo en su despacho privado, «al pie del cañón», como él mismo dice. Abandonó la profesión de juez a los 70 años y previamente tuvo un activo papel en política, especialmente como alcalde de A Coruña, entre 1976 y 1979. «A mí la vejez aún no me ha llegado. Estoy en plena actividad física e intelectual, trabajo, escribo artículos, pronuncio conferencias, viajo...», explica, y añade que no tiene intención de dejar de trabajar.

«Yo pondría la jubilación, como mínimo, a los 70. Seguiré mientras el cuerpo aguante solo me obligará a ceder la salud».

Con información de Soledad Antón (Vigo) y Pepe Seoane (Ourense)