Sacyr pone en venta su parte en la AP-9 y Abanca está abierta a valorar ofertas

Carlos Punzón
carlos punzón VIGO / LA VOZ

GALICIA

Concesiones en las autopistas gallegas
La Voz

Fomento recuerda el interés público de las autopistas de Itínere ante su posible compra

11 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La AP-9 está en venta junto a las otras cinco autopistas que explota el Grupo Itínere. El interés mostrado en julio por Globalvía para crecer en el sector a base de adquirir la empresa matriz de la principal autopista de Galicia, y el que ahora muestra por hacerse con la misma cartera el fondo de inversiones canadiense Brookfield, fue contestado ayer por dos de los principales socios del conglomerado accionarial que forman Itínere mostrando su intención de vender o, cuando menos, estudiar ofertas de compra.

La constructora Sacyr, que cuenta con un 15,5 % de la firma que explota la AP-9, las dos autopistas autonómicas gallegas y los viales de pago de Burgos, León y Tudela, respondió ayer a las operaciones de posible compra de Itínere puestas en marcha indicando su «predisposición a vender» su participación en el grupo. La intención de desprenderse de dicho paquete accionarial se activó por parte de Sacyr ya en el 2009, cuando Citi Infraestructure se hizo con la mayoría de la empresa de las seis autopistas a costa de la propia constructora. Ese renovado interés en vender que muestra ahora la firma es de hecho la única valoración oficial que anuncia Sacyr que hará hasta que cristalice alguna operación de compra.

Expectantes

La misma cautela es mostrada desde Abanca, dueña del 23,8 % de Itínere, a la hora de analizar las ofertas, precaución que en todo caso no obstaculiza que la entidad financiera señale su disposición a «estudiar cualquier operación que genere valor para el banco», explican al referirse tanto a la posibilidad de desprenderse de su parte en Itínere como en otras participaciones.

Itínere, el blanco de las especulaciones sobre su venta, despachó ayer las mismas eludiendo comentar la existencia de ofertas para una operación que, desde fuentes de las empresas que integran el grupo de las seis autopistas, estiman será difícil de trabajar, dados los intereses no coincidentes de todos los accionistas; que en última instancia una parte del poder decisorio esté en manos de fondos de pensiones de otros países, además de los condicionantes que generan que se trate de adquirir concesiones públicas con fecha de caducidad y sometidas además a hipotéticos cambios normativos del sector que podrían afectar a su rentabilidad.

La condición pública de las infraestructuras fue recordada ayer precisamente desde el Ministerio de Fomento, donde su anterior titular, Ana Pastor, había anunciado una reunión con la dirección de Audasa para conocer los detalles del sondeo de compra efectuado el mes pasado por Globalvía, así como para recordar a la concesionaria que un cambio de manos en la empresa gestora de la AP-9 y del resto de concesionarias de su matriz no puede menoscabar los niveles de servicio de la autopista.

La AP-9 y la AP-66 (León-Campomanes) son las dos autopistas que más tiempo estarán sometidas a peaje de las seis concesiones que posee Itínere. La gallega sufrió tres ampliaciones en su concesión, pasando del 2012 pensado inicialmente para finalizar su carácter de pago a 2013 después. Al 2023 se cambió a mitad de los años noventa, para quedar fijada en el 2048 por el Gobierno de Aznar. La autopista leonesa, también con un período de concesión de 75 años, está previsto que se liberalice en el 2051, y al 2074 llegará la AP-53, Santiago-Dozón, donde Itínere cuenta con un 10 %. El peaje de las dos autonómicas gallegas vence en el 2045, mientras que en la AP-15 de Tudela lo hará en el 2029 y la AP-1 de Burgos en el 2018, lo que menguará ya el valor de Itínere.

La principal autopista gallega cambió de manos ya cinco veces desde 1973

La autopista del Atlántico ya ha cambiado de manos cinco veces desde que se constituyó en 1973. La Audasa original estaba constituida por 16 entidades financieras, entre ellas las cajas de Vigo, Pontevedra, Ourense y Santiago y el Banco Pastor. En 1984 los accionistas transmitieron a favor del Estado todo el capital social de la autopista, que a su vez lo cedió a la Empresa Nacional de Autopistas (ENA). Esta fue privatizada en el 2003 y adquirida por un conglomerado de empresas encabezado por Sacyr, pasando después a convertirse en Itínere Infraestructuras, cuyo accionista de referencia es Arecibo, primero dominado por Citi Infraestructuras y ahora gestionado por Corsair y participado por Kutxabank, que se reparten el capital de la empresa con Abanca, Sacyr y Liberbank.